--Anoche -dice un señor a su amigo- propuse a mi mujer salir a dar un paseo. Se arregló en diez minutos y nos fuimos con el auto por la orilla del río. El auto patinó saliéndose de la carretera y caímos al agua. Pero un perro se lanzó al río, salvó a mi mujer y se fue ladrando a avisar a la Cruz Roja... ¿Por qué haces esos gestos de extrañeza? ¿Es que no crees lo del perro?
--¡Oh! Lo del perro puede ser; pero lo que no trago es que tu mujer se arreglase en diez minutos.