LIBERTAD VERSUS LEYES
Por: La Doctora . Elsa Glover
“Mas si os guía el Espíritu, ya no estáis bajo el dominio de la Ley.”
Gálatas 5:18.
“Aquello en lo que la mente se ocupa constantemente
será en lo que, de modo inevitable, se convertirá el hombre.”
Annie Besant, “In the Outer Court”.
La promulgación de leyes para el gobierno del pueblo es un concepto de Piscis. La
libertad individual es el ideal de Acuario. A medida que hacemos la transición de la Era
de Piscis a la de Acuario necesitamos reconsiderar el papel que juegan las leyes en la
sociedad y pensar seriamente en qué grado estamos preparados para avanzar sin leyes.
Las leyes pueden ahorrar a las personas el problema de pensar. Tal vez sea esta la razón
por la que la gente consulta libros sobre normas de etiqueta para aprender a celebrar una
fiesta de bodas o un bautizo o cómo comportarse en un funeral. Evitar que las personas
piensen puede equivaler a paralizar su crecimiento intelectual. De igual modo que los
músculos y huesos de un individuo se deteriorarían si fuera encerrado en un molde de
yeso, así también se deteriorarán el poder creativo, el razonamiento y la capacidad de
resolver problemas si nuestra conducta es restringida constantemente por leyes.
Otro problema de las leyes es que son promulgadas para gobernar bajo ciertas
condiciones y si la situación cambia, las leyes dejan de ser apropiadas. La historia de
Epaminondas ilustra este punto.
Un día enviaron a Epaminondas al mercado por mantequilla. Hacía mucho calor y en el
camino a casa la mantequilla se derritió. Al llegó a casa, su madre le dijo: “Cuando
traigas mantequilla del mercado debes envolverla en hojas frescas y al cruzar el arroyo
la introducirás en la corriente para enfriarla”. La semana siguiente su madre lo envió al
mercado a comprar un cachorro de perro. Lo compró, lo envolvió en hojas y cuando
llegó al arroyo lo sumergió y casi lo ahogó. Cuando llegó a casa su madre le dijo: “Esa
no es manera de tratar a un perrito. Deberías haberle atado una cuerda al cuello para
traerlo a casa”. A la semana siguiente ella lo envió al mercado de nuevo a comprar una
barra de pan. Epaminondas compró la barra de pan, la ató con una cuerda y la arrastró a
casa.
Si un niño sólo recibe normas y no se le enseña a pensar por sí mismo, ¿qué hará al
crecer y encontrarse un mundo en constante cambio y cómo afrontará situaciones y
problemas con los que sus padres y maestros ni soñaron?
Otro problema de las leyes es que a veces quienes las hacen pueden equivocarse.
Tennyson reflejó una de esas situaciones en su poema “La carga de la Brigada Ligera”.
Las dos primeras estrofas dicen así:
Media legua, media legua,
Media legua ante ellos.
Por el valle de la Muerte
Cabalgaron los seiscientos.
“¡Adelante, Brigada Ligera!”
“¡Cargad sobre los cañones!”, dijo.
En el valle de la Muerte
Cabalgaron los seiscientos.
“¡Adelante, Brigada Ligera!”
¿Se descorazonó un solo hombre?
No, aunque los soldados comprendían
Que era un desatino.
No estaban allí para replicar.
No estaban allí para razonar,
No estaban sino para vencer o morir.
En el valle de la Muerte
Cabalgaron los seiscientos.
Si alguien manda seiscientos hombres y comete un error, dicho error se repite
seiscientas veces. Si cada persona piensa por sí misma, al menos cada error sólo se
comete una vez.
Las leyes pueden guiar al ignorante. Si un niño no comprende los peligros de una estufa
caliente, puede dársele la ley “No se toca”, para impedir que se queme. Sin embargo, al
disipar su ignorancia, la ley deja de ser necesaria. Una vez que el niño comprende el
efecto que el calor excesivo produce en el tejido humano, ya no es necesaria orden
alguna para que se mantenga apartado de una estufa caliente. En la Era de Acuario se
espera de las personas que hayan desarrollado la Luz dentro suyo de modo que no
precisen leyes que los guíen.
Otro problema de las leyes es que pueden producir una acción correcta pero no pueden
generar sentimientos rectos. Un director de una tienda puede requerir a sus empleados
para que traten con amabilidad a los clientes pero no puede forzarlos a que pongan amor
y sentimiento en esas palabras. Las leyes pueden exigir a los hombres que firmen
contratos pero no que trabajen con entrega. Las leyes pueden hacer que la gente se
comporte adecuadamente en circunstancias en las que temen un castigo pero no pueden
hacernos sentir responsables de nuestros actos. Las leyes pueden impedir que las
personas se roben unas a otras e incluso pueden forzarlas a que cedan dinero unas a
otras por medio de impuestos y programas de bienestar pero de ningún modo pueden
forzar a las personas a amarse, respetarse y cuidar unas de otras. De hecho, las leyes
pueden obstaculizar el desarrollo de sentimientos rectos. Si nuestra atención se enfoca
en obedecer leyes, tal vez no permitamos a nuestro corazón recorrer sus caminos. Si una
ley nos obliga a contribuir a una buena causa tal vez el corazón no se moleste en
desarrollar una simpatía o un interés reales en esa causa. J. Krishnamurti escribió en La
libertad primera y última, p. 92 de la edición inglesa: “Una mente que se amolda a
cualquier sistema de autoridad, interno o externo, no puede ser sensible.”
Un niño no puede aprender a caminar si se le mantiene atado a la cama por miedo a que
se caiga. Si el niño ha de aprender a caminar, debe practicar, y practicar conlleva mucho
esfuerzo vacilante y muchas caídas. En la Era de Acuario se esperará de todos que
desarrollen la Luz interna que guíe sus vidas. Las personas sólo pueden aprender a
dirigir sus vidas si son libres para hacer sus propias elecciones y si pueden ver las
consecuencias de las mismas y, por consiguiente, aprender de sus experiencias. Las
personas, cuando se les da libertad, pueden cometer errores. Pero éste es el único
camino para aprender cómo ejercitar la libre elección y crecer. Sólo en la medida en que
los individuos de una sociedad crezcan la sociedad como conjunto crecerá.
Henry David Thoreau se alineó con un ideal acuariano cuando escribió (Civil
Desobedience, 1849): “Acepto de corazón el lema “El mejor gobierno es el que
gobierna menos”; y me gustaría verlo llevado a la práctica más rápida y
sistemáticamente. Bien desarrollado, finalmente llevará a algo en lo que también creo,
“El mejor gobierno es el que no gobierna en absoluto”; cuando los hombres estén
preparados para ello, ése será el tipo de gobierno que tendrán.”
Bibliografía
- Krishnamurti, J. The First and Last Freedom.
- Newbrough, Michael, Liberty and Consciousness, San Marcos, California:
Palomar College, 1984.
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