LOS ESPIRITUS LUCIFERES
Estos espíritus eran una clase de rezagados de la oleada de vida de los Angeles.
En el Período Lunar se encontraban mucho más allá de la gran masa de aquellos que actualmente
son nuestra más avanzada humanidad. No han progresado tanto como los Angeles, que
eran la humanidad adelantada de la Luna; pero, sin embargo, estaban mucho más avanzados
que nuestra humanidad actual, y, por lo tanto, era imposible para ellos tomar un cuerpo denso
como el que hemos tomado nosotros; no obstante, no podían tener conocimiento sin un órgano
interno, un cerebro físico. Estaban, por decirlo así, a mitad de camino entre el hombre, que
tiene cerebro, y los Angeles, que no necesitan nada. En una palabra, eran semidioses.
Se encontraban, pues, en una situación muy seria. El único camino que podían encontrar para
expresarse a sí mismos y adquirir conocimientos era usar el cerebro físico del hombre, pues
podían hacerse comprender por un ser físico, dotado de cerebro, lo que no podían hacer los Angeles.
Como ya dijimos, en la última parte de la Epoca Lemúrica el hombre no podía ver el Mundo
Físico tal como lo vemos actualmente nosotros. Para él el Mundo del Deseo era mucho más real.
Tenía la conciencia de sueño con ensueños del Período Lunar: Una conciencia pictórica interna;
pero estaba inconsciente del mundo exterior. Los Luciferes no encontraban dificultad alguna
en manifestarse a esa conciencia interna y llamar su atención hacia su forma exterior, la que
antes no había percibido. Le enseñaron cómo podía dejar de seguir siendo simplemente
el esclavo de los poderes exteriores, y como podría convertirse en su propio dueño y señor y
parecerse a los dioses "conociendo el mal y el bien". También le hicieron comprender que
no debía tener aprensión de que su cuerpo muriera, ya que en sí mismo poseía la capacidad
de formar nuevos cuerpos sin necesidad de que los Angeles mediaran. Todas estas cosas se
las dijeron con el propósito de que dirigiera su conciencia hacia el exterior para la adquisición del conocimiento.
Esto lo hicieron los Luciferes con el objeto de aprovecharse y adquirir conocimientos conforme
el hombre los fuera obteniendo. Y le proporcionaron dolor y sufrimiento, cuando antes no tenía
ninguno de los dos; pero también le dieron la inestimable bendición de la emancipación de
las influencias y la dirección externa, comenzando entonces el hombre el camino de la
evolución de sus poderes espirituales, una evolución que algún día le permitirá construir por
sí mismo con tanta sabiduría como los Angeles y los otros Seres que lo guiaron antes de que ejercitara su voluntad.
Antes de que el hombre fuera iluminado por los Espíritus Luciferes, aquél no había conocido
ni la enfermedad, ni el dolor, ni la muerte. Todas estas cosas fueron el resultado del empleo
ignorante de la facultad procreadora y su abuso para la gratificación de los sentidos.
Los animales en estado salvaje están libres de enfermedades y dolores, porque su
propagación se efectúa bajo el cuidado y dirección de los sabios espíritus-grupo
únicamente en esas épocas del año que son propicias para tal objeto. La función sexual tiene
por único objeto la perpetuación de las especies, y bajo ningún concepto la gratificación de los deseos sexuales.
Si el hombre hubiera continuado siendo un autómata guiado por Dios, no habría
conocido ni la enfermedad, ni el dolor, ni la muerte, hasta hoy; pero tampoco habría
obtenido la conciencia cerebral y la independencia resultante de la iluminación por los
Espíritus Luciferes, los "dadores de luz", quienes le abrieron el entendimiento y le enseñaron
a emplear su entonces confusa visión para obtener conocimientos del Mundo Físico,
que estaba destinado a conquistar.
Desde ese entonces había dos fuerzas obrando en el hombre. Una fuerza es la de los Angeles,
quienes formaban nuevos seres en la matriz por medio del Amor, que se dirigía hacia abajo
para la procreación; son, por lo tanto, los perpetuadores de la raza.
La otra fuerza es la de los Espíritus Luciferes, quienes son los instigadores de todas las
actividades mentales, por medio de la otra parte de la fuerza sexual, que se dirige
hacia arriba para el trabajo cerebral.
Los Luciferes son llamados también "serpientes", y están representados así en las diversas
mitologías. Diremos más sobre ellos, cuando lleguemos al análisis del Génesis. Por el
momento ya hemos dicho bastante para encaminarnos en nuestra investigación que
nos guiará a través del progreso evolutivo del hombre aún más allá, a través de las
Epocas Atlante y Aria, hasta nuestros días.
Lo que hemos dicho acerca de la iluminación de los Lemures se aplica únicamente a la
menor parte de aquellos que vivieron en la última parte de aquella Epoca, quienes fueron
la simiente de las siete razas atlantes. La mayor parte de los Lemures eran análogos a
los animales, y las formas ocupadas por ellos han degenerado en la de los salvajes y antropoides actuales.
Recomendamos al estudiante que se fije cuidadosamente en que fueron las Formas
las que degeneraron. Hay una distinción importantísima, que debe siempre recordarse,
entre los cuerpos (o formas) de una raza, y los Egos (o vida) que encarna en esos cuerpos de la raza.
Cuando nace una raza, las formas son animadas por cierto grupo de espíritus que tienen
la capacidad inherente de evolucionar hasta cierto grado, pero no más allá. No puede
haber estancamientos de ninguna clase en la Naturaleza; por lo tanto, cuando se ha
llegado al límite de tal grado, los cuerpos o formas de esa raza comienzan a degenerar,
cayendo cada vez bajo, hasta que la raza se extingue.
La razón no hay que ir a buscarla muy lejos. Nuevos cuerpos de raza aparecen,
particularmente flexibles y plásticos, proporcionando gran margen a los Egos que en ellos
encarnen para mejorar esos vehículos y progresar en consecuencia. Los Egos más
avanzados nacen en esos cuerpos y los van mejorando lo mejor que pueden. Esos Egos
son, sin embargo, únicamente aprendices y, en consecuencia, no pueden evitar
que esos cuerpos vayan cristalizándose lentamente hasta llegar al límite de perfección
que ese cuerpo sea capaz de adquirir. Entonces se crean formas para una nueva raza,
para proporcionar a los Egos mayor margen aún, a fin de que puedan aumentar
su experiencia y desarrollo. Y los cuerpos antiguos se descartan, convirtiéndose en las
habitaciones de Egos menos avanzados, que a su vez los emplean como jalones, a
lo largo del sendero de progreso. De esta suerte los antiguos cuerpos de una raza van
siendo empleados por Egos de creciente inferioridad, degenerando gradualmente,
hasta que por último ya no hay Egos suficientemente inferiores como para poder
obtener algún provecho al encarnar en tales cuerpos. Las mujeres se hacen
estériles y los cuerpos de la raza mueren.
Podemos fácilmente trazar ese proceso con ciertos ejemplos. La raza teutónico-anglosajona
(especialmente de rama americana) tiene un cuerpo más blando y flexible y un sistema
nervioso más sensible que cualquier otra raza de la Tierra de los tiempos actuales. Los indios
y los negros tienen cuerpos mucho más duros, y debido a su grosero sistema nervioso son
mucho menos sensibles a las heridas. Un indio continúa luchando después de recibir
heridas cuyo solo choque hubiera postrado o matado a un blanco, en tanto que
el indio se restablece inmediatamente. Los aborígenes australianos son un ejemplo
notable de la muerte de una raza, debido a su esterilidad, a pesar de todos los
esfuerzos que el gobierno británico está haciendo para perpetuarles.
Se ha dicho contra los de la raza blanca que dondequiera que ellos van desaparecen
las otras razas. Los blancos han sido acusados de haber ejercido terribles opresiones
sobre las otras razas, habiendo, en muchos casos, masacrado a multitudes de nativos
indefensos e insospechables -como lo prueba la conducta de los españoles con los
antiguos peruanos y mejicanos, si hemos de concretar uno entre tantos ejemplos-.
Las obligaciones resultantes de tales abusos de confianza y de la inteligencia y poder
superior se pagarán, !oh sí!, hasta el último grano, por los que en ello incurrieron. Más
es igualmente cierto, sin embargo, que aún cuando los blancos no hubieran masacrado,
esclavizado, martirizado y maltratado a las antiguas razas, estas últimas hubieran muerto
por sí solas, si bien más lentamente, porque tal es la Ley de la Evolución, el orden de la
Naturaleza. En el futuro, los cuerpos de las razas blancas cuando sean habitados por
Egos que actualmente tienen cuerpos de raza roja, negra, amarilla o morena,
habrán degenerado tanto que también desaparecerán, para tomar en su lugar otros y mejores vehículos.
La ciencia habla únicamente de la evolución. Pero no considera las líneas de
Degeneración, que, con lentitud pero seguramente, están destruyendo los cuerpos
que se han cristalizado tanto que no pueden ya mejorarse.