… entre anaqueles y silencio, los libros callan; contra la escollera, ingente, furibundo, alzándose, se precipita y ruge el mar; y bajo el golpe y ruido de eternidad, poco a poco van surgiendo en mí, cayendo y aunándose, los abrojos de amor, el hollín y la piedra; [… y absorta iba preguntando y buscando mi alma la razón del mundo con su fe y su alud de infinita tristeza; se había alejado del jardín como en vuelo de luz y sangre, libre, cual temblor de luz y sorprendida, más aún, parecía mortal y herida] … ¿ a dónde has ido, compañera - le dije al pie de la alborada - que no estabas en la Casa de la Vida ? … “tu fuego, tus lirios me han traído” - me dijo con fruición -; … y cuando entró en su estancia, la Casa de Amor estaba ardiendo.