«Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano que peca contra mí? ¿Hasta siete veces?» Jesús le contestó a Pedro: «No solamente siete veces, sino hasta setenta veces más siete.»
El Libro de Urantia.
Con respecto al perdón Jesús fue enfático al decirnos que no había medida ni condición para otorgarlo a todo aquel que lo necesitara, tal vez porque nadie necesita tanto de él, como quién menos lo merece, sin embargo tenemos que reconocer que a los seres humanos no nos resulta fácil el hacerlo...no es fácil perdonar a un pedófilo, a un asesino que se ha ensañado con su víctima, aun violador que no ha respetado la dignidad del ser humano...
En estos casos, creo que debemos unir el perdón a la misericordia, porque generalmente quienes cometen los crímenes más horrendos no están en sus cabales, son seres enfermos que como dijo Jesús cuando estaba en la cruz "no saben lo que hacen"
El perdón lo debemos otorgar un tanto a ciegas, es decir perdonar sin juzgar, confiando que Dios es quien se encarga de hacerlo, no nosotros. "La fe es el precio que pagas para entrar en la familia de Dios, pero el perdón es el acto de Dios que acepta tu fe como precio de la entrada y la recepción del perdón de Dios por un creyente, comprende una experiencia definitiva y real que comprende cuatro pasos que llevan a la rectitud interior:
1.- El perdón de Dios se hace realmente disponible y el hombre lo experimenta personalmente sólo en la medida que él mismo perdona a sus semejantes.
2.-El hombre no perdona de verdad a sus semejantes, a menos que sea capaz de amarlos como a sí mismo.
3.-Amar al prójimo como a nosotros mismos es la ética más elevada.
4.-La conducta moral, la verdadera rectitud, se torna entonces el resultado natural de dicho amor.
Tal vez por eso tantas veces nos resulta difícil el perdonar, porque ¿cómo podemos comprender y amar a nuestros enemigos si no somos capaces de amarnos a nosotros mismos? Amarse a sí mismo no significa ser auto complaciente, sino ser capaz de conocernos a nosotros mismos, con nuestras falencias y también con nuestras virtudes...lo cual sólo es posible conseguir cuando logramos una paz interior que nos permita escudriñarnos con sinceridad y altura de miras.
yolanda silva solano.