El ADN ENERGÉTICO
El ADN o ácido desoxirribonucleico funciona como un almacén, un mapa, un plano o una receta del material genético presente en los seres vivos.
Pero más allá de lo físico y desde el punto de vista energético, el ADN es algo más que una entidad biológica que suministra una información.
Su funcionamiento depende, única y exclusivamente, de la información suministrada por el ADN Energético Individual.
¿ADN Energético Individual?
¿Qué es el ADN Energético Individual?
El ADN Energético Individual es la esencia inherente, el alma en evolución, el cúmulo energético o la energía individual que a través de la eternidad ha venido encarnando y experimentando existencias, según hayan sido y sean las necesidades energéticas por saldar o equilibrar.
Cada acción ejecutada por el ser humano, no es más que un interactuar e intercambio energético, razón por la cual, todo individuo es responsable de la forma en que use sus energías inherentes, a través de sus pensamientos, sus palabras, sus obras, sus sentimientos y sus emociones.
Es por esta razón que cada alma o cada esencia individual o cada ADN Energético, tendrá que encarnar una y otra vez, hasta que esas energías distorsionadas tergiversadas, exacerbadas, desvirtuadas, deformadas y/o subusadas alcancen nuevamente su equilibrio natural y original.
El ADN Energético es el que dispone, manda, escoge y ordena la forma en que se ha de organizar el ADN Biológico al momento de la concepción, codificando así las características físicas “ideales y perfectas” para la nueva experiencia de vida.
Tanto el ADN Biológico como el ADN Energético son en sí, un identificador individual en todo el Universo.
Es decir, no existe un ADN Energético junto a un ADN Biológico igual en todo el Universo.
El flujo de energías que conforma el ADN Energético, es el encargado de dirigir cada segmento y cada filamento físico según sus frecuencias y vibraciones dominantes.
Es un constante fluir que a su vez los mantiene comunicados.
Ese movimiento energético, es en realidad el resultado de la activación individual diaria como consecuencia de cada accionar individual y/o colectivo, los cuales convergen en una constante y lenta reorganización en su estructura.
Es la estimulación de las actividades físicas, con y en las cuales, el individuo responsable de ellas, se le presenta nuevamente la oportunidad de poder llevar al equilibrio todas las energías inherentes que no lo estén, teniendo así la oportunidad de restablecer el orden energético individual.
Es el Efecto que se convierte en Causa para generar nuevos Efectos.
Son los dictados del alma o de la conciencia para ser ejecutados por el cuerpo.
Es la Ley de la Conservación de la Energía en constante actividad: “La energía no se crea ni destruye, sólo cambia de forma”.
Mientras los patrones energéticos se van transformando, también lo van haciendo los patrones de conducta y de personalidad del individuo, lo que invita a otras frecuencias del entorno a interactuar continuamente atrayendo nueva información.
En ocasiones, el constante cambio en los patrones energéticos produce cierto tipo de dolores físicos que por lo general, son causados por el proceso de “choque, amoldamiento y adaptación” del ADN Biológico con la información generada por el ADN Energético.
Son dolores que con frecuencia no tienen explicación médica, los cuales se producen por el contraste que surge entre la información biológica presente y la nueva información energética suministrada, como consecuencia de la transformación de energías relacionadas a los miedos, temores, rabias y odios acumulados durante mucho tiempo.
Lo que conlleva a un posible comportamiento irracional e impulsivo por la falta de comprensión en lo que está ocurriendo.
Cuando una persona se hace conciente de su “despertar”, y si desea mantenerse en
ese estado, debe activar intencional y constantemente todo el cúmulo energético que lo identifica como un humano pensante.
Son energías relacionadas al discernimiento, la reflexión, el análisis, la lógica, el sentido común, la verdad, el deber, la prudencia, la disciplina y la rectitud, mezcladas con energías de amor, paz, dignidad, armonía, respeto y tolerancia,… Todas estas energías entre muchas otras.
Es practicar el control de los sentidos y el control de la mente a través del desapego con todo aquello que lo mantiene atado al mundo físico y material: los deseos, los odios, los apegos, los afanes, las ambiciones, los caprichos, las venganzas, la gula y la lujuria,… Éstas entre muchas otras.
Lo que si es seguro es que cuando se comienza con la práctica de un proceso conciente, comenzarán a manifestarse, poco a poco, una serie de sentimientos incondicionales de plenitud y bienaventuranza a pesar de las situaciones difíciles por las cuales se esté pasando.
Serán cambios, que se estarán manifestando a su vez, tanto en la personalidad como en el carácter.
Es en consecuencia, darle un rumbo nuevo a la vida.
Tomado de la Red