La vida después de la muerte no es esencialmente distinta de la existencia mortal. Todo lo bueno que hagamos en esta vida contribuye directamente al enaltecimiento de la vida futura.
El Libro de Urantia. Pág.1453
En general el ser humano le tiene terror a la muerte, más que todo por lo desconocido, sin embargo para un hijo de Dios no debería haber temor alguno, porque al dejar el cuerpo físico que nos ata a la tierra, estamos realizando el mismo proceso que hace la oruga para transformarse en mariposa...sólo abandonamos nuestra envoltura, pero nuestra alma vuelve feliz a la casa de su Padre.
La muerte es simplemente la otra cara de la vida, el nuevo camino que tenemos que seguir en nuestra ascensión a los cielos. De ninguna manera es un término, sino por el contrario es el comienzo de una vida superior y más plena, porque el Camino es ascendente, nadie vuelve a este mundo a repetir el curso, sino que asciende a los mundos de estancia, en donde deberá continuar su perfección en el mismo punto en que la dejó aquí en la tierra.
En los mundos de estancia no se va a tocar el arpa, sino que se sigue trabajando en la superación espiritual, porque ser perfectos como lo es nuestro Padre, no es una meta que se pueda alcanzar en una sola existencia. Los mundos de estancia son nueve, así es que aún nos queda mucho camino por recorrer...pero lo importante es que esa ascensión a los cielos debemos comenzarla Aquí y Ahora y en verdad esto es lo único que realmente debiera importarnos.
yolanda silva solano