El amor todo lo vence
Contamos con un potencial ilimitado
como hijos de Dios.
Todos, sin excepción, podemos ejercer a diario la magia más
importante: la magia del amor.
Gracias a ella podemos perdonar lo imperdonable,
sanar heridas en el alma, derribar los muros
del odio y construir puentes de hermandad.
Somos magos, y a diario podemos realizar
maravillas con el amor.
El amor todo lo vence. El amor es nuestra
esperanza, nuestra luz y nuestra salvación.
Lo necesitamos y lo sentimos en los
momentos adversos cuando el destino
nos sacude sin piedad.
Ante una enfermedad grave,
o doblegados por la muerte de un ser
querido, apreciamos en toda su esencia
la importancia del amor.
Valoramos al máximo el calor de un abrazo,
la ternura de una caricia
y el poder sanador de las palabras afectuosas.
No hay que temer a las crisis sino a la actitud
pasiva o angustiosa frente a las mismas,
ya que toda crisis enseña algo
y es un llamado a corregir errores o a llenar vacíos.
No debemos perder energías en culparnos
o culpar por las fallas, sino esmerarnos en
buscar soluciones.
Es cierto lo que afirma Frank Crane:
"Los grandes hombres hacen
de sus errores escalones hacia el éxito".
Todo fracaso y todo problema esconden
valiosas enseñanzas en el arduo ascenso
humano hacia la madurez espiritual.
En el lenguaje de San Juan de la Cruz,
el místico carmelita,
"diríamos que no se lleva a la luz sin pasar por la noche oscura"
Por eso es tan importante enriquecer
el espíritu por todos los medios,
para no naufragar cuando arrecia el temporal.
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