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De: lidialadulce (Mensaje original) |
Enviado: 10/11/2009 02:45 |
EL RETIRO DE SHAMBALA
( 15 DE NOVIEMBRE- 14 DE DICIEMBRE )
Hoy en día en el Asia Oriental,
se extiende un gran desierto sobre la Tierra,
usado por los Hermanos Venusinos como el hábitat de su
Señor Cósmico.
Es conocido como el Desierto de Gobi y fue en ese tiempo
un hermoso mar interno, en el centro del cual yacía una bella,
verde y brillante isla, la cual ellos llamaron la Isla Blanca,
y que iba a ser el sitio para la construcción de la Shamballa sin tiempo,
“el hogar del amor celestial”.
Los treinta voluntarios de Venus, quienes ataron la Luz de su alma
a la rueda de la evolución de la Tierra, comenzaron la gran tarea
de construir
sobre la Isla Blanca un Templo de Luz, para ser el hogar
de Sanat Kumara y sus lugartenientes. Trabajando cerca
de más de novecientos años, abandonando los cuerpos
terrestres gastados, pero retornando sin el respiro
espiritual de un descanso celestial, ellos completaron
los antiguos templos con cúpula, la perfección de la
Ciudad Blanca, que sería la maravilla de la Tierra
en las centurias por venir. ¿Cómo pueden solamente palabras
investir la constancia de su servicio en una forma que pueda
trasmitir la fidelidad de aquellos treinta seres de la Llama?.
Finalmente, todo estuvo dispuesto. La hora de la iniciación
de la Tierra estaba por venir. Los Señores del Karma
se inclinaron ante la augusta presencia de Sanat Kumara
y sus tres lugartenientes y aguardaron, en amor,
Su visitación. El hombre elegido y la naturaleza
estuvieron listos. Las estrellas y soles del sistema,
por un momento, estuvieron quietas y el
supremo sacrificio, en silencio, fue efectuado.
Fuera del aura de Venus, el primer gran destello rosado del aura,
expandiéndose de los Kumaras, comenzó a cubrir el cielo con la
gloria de un amanecer celestial. Entonces se remontó hacia arriba
una gran estrella de cinco puntas, hasta que ésta estuvo
suspendida sobre el planeta Venus, intensificando
la aureola de colores. Todas las almas en Venus sabían
que cualquier actividad de los Kumaras era presagiada
por la presencia de la estrella, la cual aparecía para dar
anuncios o decretos de los Señores de la Llama,
que afectarían en el progreso del gran estado Venusino.
Cada corazón en Venus fue focalizado en esta estrella,
esperando el mensaje de la hora. Lenta y majestuosamente, elevándose dentro de los rayos de
la estrella, cuatro brillantes figuras doradas, que paradas por un
momento,
vertieron su bendición y el amor más profundo de Su corazón a
Su planeta de nacimiento. Poco supieron Sus hijos el profundo
sentimiento en los corazones de los Kumaras, al tiempo que
ellos despedían a Su estrella –no por una vida, sino por inciertas
centurias, aún no nacidas de la matriz del tiempo–. Y entonces
se elevó un estallido de sonido, y la gente de Venus, por primera vez
en la historia del planeta, vio la estrella comenzar a moverse
hacia afuera, hacia la periferia de su esfera. Dentro de ésta,
moviéndose lenta y majestuosamente, estaban las figuras de
los Señores Solares. Todos cayeron sobre sus rodillas y un bello himno
de bendición y amor se elevó de los habitantes de Venus, teñido con la
gran tristeza de Su partida, envolviendo las figuras que partían
en un manto del más sagrado amor. Así, los cuatro Kumaras
dejaron la luz de Venus por la sombra del aura de la Tierra.
De los siete Kumaras, cuatro se sacrificaron a sí mismos
por los pecados del mundo, e instrucción del ignorante,
y permanecer hasta el final del presente manvántara. ¡Mientras el ciclo anual llega a su cierre, el Señor del Mundo
nuevamente invita a los miembros de la Gran Hermandad
Blanca y a todos los oficiales de la Jerarquía Espiritual al Hogar
de la Corte Espiritual para el planeta Tierra y sus corrientes
de vida evolucionando, a la mística Shamballa, cuyo nombre vibra
a través de las almas del iniciado y el chela, trayendo remembranzas
de la perfección de vida, a la que ellos han echo el voto de servir!
Millones de años han pasado desde que los exiliados voluntarios
del planeta Venus vinieron a nuestra Tierra y unieron sus brillantes
espíritus a la rueda del nacimiento y la muerte, a fin de que pudieran
construir juntos una bella ciudad de luz, que pudiera ser digna de ser
anfitriona del Gran Sanat Kumara y sus treinta espíritus guardianes.
Por más de novecientos años, esos amigos de Venus trabajaron y al fin,
la bella Shamballa, con sus gloriosos templos y exquisito puente
en forma de arco conectando la isla blanca con el continente, fue
completada. Entonces los benditos trabajadores se arrodillaron
en reverencia y homenaje, mientras los cielos se abrieron y
el descenso del Señor de Amor, con Su corte, trajo a la Tierra
una nueva esperanza para la redención, con una resolución
de la Ley Cósmica que, por un tiempo indeterminado, la vida
y sustento del planeta serían provistos a través de Su sacrificio
y en la esperanza de que Sanat Kumara y Sus amorosos ayudantes
pudieran desarrollar un medio y maneras de asegurar el interés
de las almas de los hombres, en aprender a atraer e irradiar
la luz requerida para mantener el planeta en el sistema solar.
De Su propia energía de vida, Sanat Kumara garantizó a la Ley
cósmica irradiar la cantidad de Luz requerida para garantizar
la inversión de las energías del sol y los directores del reino elemental,
para proveer un hogar planetario sostenido para una evolución
recalcitrante.
Un medio y maneras tuvieron entonces que ser ideados, por medio de
los cuales los hijos naturales de la Tierra y sus espíritus guardianes
comprometidos pudieran ser despertados a su propia responsabilidad
de crear un aura de luz para su planeta, que pudiera satisfacer las
demandas de la Ley Cósmica y permitir a Sanat Kumara volver a
su propia estrella, Venus, donde lo esperaba Su amado Rayo Gemelo,
que había prometido sostener su servicio durante Su exilio.
Así nació la Gran Hermandad Blanca. Lentamente, a través de las
centurias,
el amor y luz de Sanat Kumara
han atraído a Shamballa a las almas
que se despiertan. Aquí, en los cuerpos internos, ellos primero
se convierten en miembros de la corte espiritual de este Rey de
Reyes y mientras el tiempo pasa, ellos desarrollan dentro de sí
mismos, una memoria, o conciencia, de la Hermandad. Fue a través
de esta conciencia despierta, que los primeros miembros iluminados
de la humanidad de la Tierra se prepararon a sí mismos para asumir
ciertos cargos, sostenidos hasta ese momento, por espíritus
guardianes de otros planetas y estrellas.
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Bienvenida ,Lidia...al grupo y mil gracias por este aporte tan interesante.
Feliz Dia.
Joan
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