Los que aceptan estas enseñanzas se llenan de alegría y su corazón los impulsa a regocijarse, porque una felicidad en crecimiento constante es la experiencia de todos los que están seguros de Dios.
Libro de Urantia.Pág. 1766
La alegría debería ser siempre lo que nos identificara como hijos de Dios que buscamos no sólo la salvación, sino la evolución y la superación espiritual. El no hacer el mal para salvarse, es como ser estudiante y pasar el año a penas con un cuatro en vez de siete. Pero Dios no nos pide eso, él requiere mucho más porque " no basta no hacer el mal, no es suficiente, debes aprender a hacer el bien"1736
Y este bien que debemos hacer, tampoco debe estar motivado por la obligación sino que debe ser espontáneo, libre y lleno de alegría, porque "comprender a nuestros hermanos, entender sus problemas y aprender a amarlos es una de las experiencias sublimes de la vida"1431
Muchas veces cuando se habla de hacer el bien, se piensa en la limosna generosa y se pone como excusa para no hacerlo el carecer de dinero, ignorando que si bien es cierto que debemos ayudar con dinero, hay otra forma tanto o más necesaria que podemos realizar siempre, porque hay muchos que no necesitan de nuestra ayuda monetaria solidaria, pero si están pidiendo con gritos silenciosos, una ayuda espiritual, emocional y moral y que nosotros podríamos ayudar con sólo saber escucharlos, en vez de limitarnos a oir e ignorar sus angustias, a quienes podríamos aliviar de sus males y abandonos con una sonrisa nuestra, con un gesto amable, con una palabra de cariño.
Jesús nos pide que comprendamos y entendamos sus problemas, porque si no nos empeñamos en esto, difícilmente podremos amarlos, porque muchas veces la crítica a una conducta indebida, ahogará nuestros sentimientos de comprensión y empatía, antes de averiguar el por qué de su accionar.
"No cometáis el error de juzgar a otro con vuestras propias acciones de conocimiento y verdad"1115 más bien abramos nuestro corazón y procuremos entender y motivar a la otra persona para que aprenda a encontrar las muchas cosas buenas que la vida nos regala.
La alegría al igual que el amor es contagioso, son vibraciones que se pueden entregar en forma muchas veces silenciosa, porque son como la luz que ilumina a quien está cerca. Nuestras vibraciones con certeza y en forma efectiva llegan al corazón de los que nos rodean, cuando "primero hemos aprendido a amar más a nuestro Padre de los cielos y cuando nos interesamos más profundamente por el bienestar de nuestros hermanos, porque los intereses humanos se fomentan mediante la compasión, la comprensión, el servicio y el perdón sin condiciones"1956
yolanda silva solano