Es más noble dar que recibir y dijo Jesús: El que sea más grande entre vosotros, que sea el servidor de todos.
Libro de Urantia. Pág.1868
Si aprendiéramos a dar sin esperar la recompensa no sólo nuestra actitud sería más noble sino que nosotros seríamos mucho más felices, porque el dar lleva en sí su propia plenitud. Pero desgraciadamente no siempre nuestro dar es así de desinteresado, en forma casi inconsciente siempre estamos esperando que la otra persona reconozca lo que le estamos dando y nos agradezca como creemos que corresponde y ese deseo de recompensa empaña nuestro dar, deja de tener la pureza que Jesús nos pide y que él con su vida nos enseñó.
Si al dar sintiéramos que estamos cumpliendo con nuestra obligación de servir y amar a nuestros hermanos, no estaríamos a la espera de ningún reconocimiento, por el contrario nos sentiríamos agradecidos que se nos de la oportunidad de cumplir con la regla de oro. Jesús nos dijo:"libremente habéis recibido, por tanto libremente también debéis dar la verdad del cielo y esta verdad se multiplicará al ser dada y se mostrará en una luz creciente de gracia salvadora, en la medida que sepáis darla" 1918
Hay una gran diferencia entre Dar y Darse, el primero puede ser un acto mecánico que obedece a una programación de nuestra personalidad y eso lo hacemos con frecuencia, pero Darse significa involucrarnos en lo que hacemos, poner nuestra mente y nuestros sentimientos, es actuar con generosidad, un concepto poco usual en nuestra sociedad mercantilista que hace que muchas veces cuando recibimos algo inesperado, de inmediato pensamos que es lo que esa persona pretenderá pedirnos. No sólo no sabemos dar, sino que tampoco sabemos recibir.
La generosidad es un término casi desconocido que va mucho más allá de la simple ayuda o limosna, es dar con el corazón, es dejar nuestro egocentrismo y pensar en el bien ajeno, incluso a costa de algún esfuerzo de nuestra parte y trasciende lo material, porque es dar con delicadeza para no ofender a quien recibe, es entregar ternura, es dejar aflorar nuestra sensibilidad para escuchar al anciano que nos repite historias contadas ya cien veces como si nunca las hubiésemos escuchado, es dedicar tiempo a los niños para responder sus por qué antes que tengan que ir a Internet a preguntar...es sonreir cuando no tenemos ganas de hacerlo pero alguien necesita de consuelo o amistad...es saber callar para no herir con una crítica ácida...
Dicen que hay que dar hasta que duela...pero no es el dolor del sacrificio, sino de esa entrega que va más allá de lo que estrictamente se nos pide... dar, darse, es extralimitarse en el amor... como lo hizo nuestro Maestro que "dispensaba salud y esparcía felicidad en una forma natural y llena de generosidad mientras pasaba por la vida, es literalmente verdad que El caminaba haciendo el bien al pasar" 1875 como deberíamos aprender también a hacerlo nosotros.
yolanda silva solano