“El más importante descubrimiento de esta generación es el entendimiento de que los seres humanos pueden alterar sus vidas alterando su actitud mental”.
Albert Schweitzer
El doctor Deepak Chopra afirma que pensar es practicar química cerebral. El producto de estas reacciones químicas es precisamente la secreción de hormonas desde glándulas como el hipotálamo y la pituitaria, y estas hormonas se encargan de transmitir mensajes a otras partes del cuerpo.
Se ha demostrado que los pensamientos hostiles y de enojo aceleran los latidos del corazón y suben la presión arterial, mientras que la ira, el resentimiento y la tristeza debilitan el sistema inmunológico del cuerpo. Es indudable que las emociones negativas como la preocupación, la duda, el odio, la rabia y el deseo de venganza intoxican el subconsciente. Del mismo modo los pensamientos positivos como el entusiasmo, el amor, la amistad, la paz y la tranquilidad, producen un flujo de neurotransmisores y hormonas en el sistema nervioso central que estimula, provee energía al cuerpo y crea las circunstancias propicias para el mantenimiento o restauración de una buena salud. Así que cada uno de nosotros es, hasta cierto punto, responsable por el nivel de salud que disfruta.
¿Te has dado cuenta cómo aquellas personas que constantemente se quejan por todo, son las mismas que suelen enfermarse constantemente? Martín Seligman, profesor de la universidad de Pennsylvania, asevera que el sistema inmunológico de la persona pesimista y negativa no responde tan bien como el de la persona optimista y positiva. Los pesimistas sufren de más infecciones y enfermedades crónicas.
Nota:Extraído del libro “Los genios no nacen ¡se hacen!” por Dr. Camilo Cruz.