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FRANCISCO NIETO V.: APUNTES SOBRE EL KARMA (II)
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De: moriajoan  (Mensaje original) Enviado: 09/12/2009 20:36

 

 

 

 

 


APUNTES SOBRE EL KARMA (II)

Francisco Nieto

 


Al hablar de karma hay que decir que en el destino de la humanidad no existe la suerte, la casualidad

ni el accidente puesto que la Ley de Causa y Efecto se basa en que cada suceso tiene como

causa u origen una acción del pasado. Aunque en cada vida tenemos la posibilidad de

responder libremente ante las circunstancias y personas y aunque nos dan la posibilidad

de crear nuevas causas que aceleren nuestro desarrollo, lo cierto es que su efecto se hará

sentir en un futuro, sea en la misma vida o en otra. Como aún no recordamos las vidas

pasadas ni sabemos cuál es nuestro destino, la mayoría de la humanidad piensa que

los sucesos y circunstancias surgen de la casualidad o de la nada, sin embargo, el

ocultista sabe que no es así. Lo mismo que está confundido el salvaje ignorante de las leyes

físicas del universo al pensar que todo lo que sucede tiene como origen la casualidad o los

milagros, así mismo ocurre respecto al común de la humanidad por no conocer la Ley de

Consecuencia ni las que regulan el desarrollo respecto a la moral y a los pensamientos;

algunos llaman a esto incluso buena o mala suerte. Cuando el salvaje comienza a conocer

 las leyes físicas piensa que todo lo que haga está controlado por esas leyes inmutables y

 comienza a resignarse ante ellas, pero tarde o temprano se da cuenta de que es libre dentro

del mundo limitado donde actúa. Al final, cuando conoce cómo funcionan las leyes divinas,

sabe en qué dirección trabajan, con qué fuerza actúan y colabora con ellas sintiéndose libre.
Cada no mucho tiempo se descubren nuevos hechos de las leyes físicas, el hombre adquiere

cada vez más poder sobre la naturaleza como podemos observar cuando trabajan con el

 átomo o con los genes así como en otros aspectos y leyes que hasta no hace muchos años

 estaban ocultas. A medida que el hombre comprende estas leyes las utiliza como fuerzas

con las cuales puede calcular, trabajar e incluso predecir hechos futuros; es decir,

comprendiendo y manejándolas puede producir efectos. Así es que, podemos decir que

el ignorante es esclavo de su destino y de las circunstancias, mientras que el sabio es

libre y utiliza las leyes o energías según sea su voluntad.
Esto mismo ocurre respecto a las Leyes Divinas que rigen en los mundos ocultos y en

el nuestro respecto al pensamiento, a la moral y a nuestros actos. Cuando más violamos

 las Leyes más nos limitamos a nosotros mismos para que, gracias a esas limitaciones,

 aprendamos a razonar pensando en tomar otro camino mejor. Cuando más conocemos

las leyes más nos damos cuenta de que haciendo el bien colaboramos con ellas y tenemos

 más liberad, es más, el conocimiento de estas Leyes nos da fe, esperanza en un mundo

 mejor y confianza propia. El hombre es creador de su propio destino según utilice sus

 cuerpos, lo que a su vez dará origen a una respuesta en el mundo que corresponda. Así un

mal pensamiento está regido por las leyes del Mundo del Pensamiento y nos traerá el efecto

que ese pensamiento cause al mundo y a las personas que nos rodean. Y si a ese

pensamiento va unido un deseo de hacer bien o mal, también entrarán en juego las

leyes del Mundo del Deseo o astral; y si ese pensamiento y deseo unidos nos impulsan a

la acción y cometemos un acto malévolo, en su momento, las leyes físicas también

actuarán sobre nosotros; no sabremos cuando vendrán estos efectos pero podemos estar

seguros de que vendrán. Por consiguiente, cada uno de nosotros es dueño y causante de

su destino, sea como sea el presente como efecto de nuestro pasado.

La mente es creadora y poderosa, un pensamiento puede influir a otras personas según sea

su naturaleza. Toda acción del hombre tiene su origen en su mente, lo mismo que

todo lo que ha creado también ha sido gracias al pensamiento. Por esta razón se dice

 que así como el hombre piensa así es él, por consiguiente, si queremos comenzar a

cambiar nuestro destino o karma debemos empezar por gobernar nuestra mente para

que sus pensamientos sean creadores de bien. Controlando la mente podemos controlar

los deseos y sentimientos y, como efecto, las acciones, pero además, sabiendo que esos

cuerpos pertenecen a los mundos superiores, quien desea cambiar su carácter y, por

tanto, su destino, debe saber que podrá hacerlo también después de la muerte. Las

 ideas y pensamientos de una vida serán las tendencias mentales para la próxima pero

también serán la causa que lleve al hombre a la región del los mundos del pensamiento

 y del deseo que le corresponda. De alguna manera, las leyes hacen que los pensamientos

y los deseos modelen al hombre después de la muerte y que sean la causa principal de

su reconocimiento y del lugar donde la haga.
Sabemos que los pensamientos cumplen la misión encomendada cuando van dirigidas hacia

alguien, pero también que son atraídos por otros que piensan en hechos de la misma naturaleza.

Así es que, si un pensamiento de maldad creado por nosotros, crea un impulso de acción

para que otra persona cometa un delito, estaremos unidos a esa persona por el karma y

 en un futuro nos relacionaremos para afrontar nuestra deuda. Si no fuera así, en algún

 momento tendremos algún problema o perjuicio imprevisto y, aunque como hombres no

comprendamos porqué nos ocurre eso, nuestro Ego sí lo entenderá.
Karma también tiene en cuenta (además de los sentimientos, deseos y pensamientos)

 nuestros actos sean en la forma que sean, es decir, un mal hábito como efecto de repetir

una mala acción; el mal uso de la energía vital como efecto de la función creadora, (sexo)

de la palabra hablada (crítica, injurias, etc.); el mal ejemplo que damos; nuestra colaboración

o no respecto a la sociedad; el cuidado y la responsabilidad de nuestro cuerpo físico; etc. De

esta forma podemos ver cómo quien siembra dicha recoge felicidad en el mismo mundo donde

lo hizo afectando en bien a los demás. Una persona puede crear de manera altruista una

 guardería para niños necesitados y otro puede hacer algo similar pero no pensando en los

niños sino en obtener renombre, pues bien, los dos recibirán su recompensa física en una

vida futura, sin embargo, el desarrollo de su carácter no tendrá la misma respuesta por

parte de karma. Cada uno nace en la familia y posición económica y social que le corresponde

 según lo que hizo en el pasado y eso será una prueba e influirá de nuevo en su carácter y

destino. Una persona puede disfrutar de lo material porque benefició a la sociedad en

 otra vida pero si su carácter no fue lo suficientemente noble tampoco será feliz en su riqueza.

 El que crea miseria recibe miseria pero si esa misma persona cambia su carácter, en la

 próxima vida será feliz en su miseria. De ahí la necesidad de dar importancia a la formación

 de un buen carácter. Un mal hecho sin mala intención no es lo mismo que cuando hay

 mala intención, así mismo karma tampoco considera similar al motivo que a la acción. Una

mala acción tendrá un efecto perjudicial sobre la persona causante pero en sentido

 físico y hasta que el karma se agote, pero posiblemente sin que la persona haga nada

por regenerarse; sin embargo, el motivo (los motivos) crea carácter bueno o malo y éste,

a su vez, tendrá un efecto regenerador en el futuro y muy en particular después de la muerte.
El carácter, como resultado del karma acumulado, se puede cambiar de acuerdo a la

voluntad y a la fuerza mental con que se ha creado, claro que unos lo transforman más

fácilmente que otros. La persona que piensa reiteradamente en robar terminará robando,

bien por su propio pensamiento o bien por el de otros que piensen como él, pero lo curioso

 es que lo hará impulsivamente porque es su carácter. En estos casos vemos como

cambiar un mal hábito, o lo que es lo mismo, el carácter, es tan simple como crear

pensamientos de naturaleza contraria, lo que estimulará a la mente y al Alma a elegir otro

 camino mejor. Un mal hábito crea limitaciones en el destino pero siempre tenemos el libre

 albedrío para actuar de otra manera en esas limitaciones, de tal forma que al final las

vencemos. Algo similar ocurre con las tentaciones, cuanto más las resistamos razonando

e intentando buscar la victoria sobre ellas, más fuertes nos hacemos y antes las venceremos.
KARMA COLECTIVO. Además del karma engendrado por cada individuo, cada uno de

nosotros estamos creando un karma que repercute en los demás como karma colectivo.

Lo que le ocurre a un país como tal es efecto del karma creado por los habitantes de ese

país y lo mismo ocurre con el líder de una secta, el padre de familia, el presidente de un

 gobierno, etc. Nuestros pensamientos, deseos y decisiones que tomemos como

parte de un grupo de personas (familia, sociedad, religión, etc.) afectará a los demás.

Una persona buena, altruista y servicial nace en una familia pobre y por diferentes

circunstancias alguien que le aprecia le deja parte de su herencia (como karma de

otra vida) gracias a la cual él la comparte con su familia como un acto de altruismo.

Una catástrofe puede terminar con la vida de una cantidad de personas que juntas

 hicieron una matanza en otra vida. El egoísmo por ganar dinero hace que un conductor

 de autobuses trabaje muchas horas y esto, a su vez, que tenga un accidente, si algún

viajero tiene pendiente una deuda de morir en esas circunstancias, morirá y si no es

 así, salvará la vida milagrosamente. Como podemos ver en estos ejemplos, los

 Ángeles del Destino ajustan el karma según las necesidades de desarrollo y las

 deudas pendientes muy sabiamente y aprovechando todas las oportunidades.
Una persona tiene que sufrir una enfermedad hereditaria como karma maduro, pues

 nacerá en una familia que tenga problemas en el sistema nervioso y en la parte que

 corresponda para que lo herede y así forme el cuerpo etérico kármico ya ideado. Un

Ego poco evolucionado que en su anterior vida se dejó dominar por vicios y no tuvo

 aspiraciones elevadas que le beneficiaran después de la muerte, nacerá en una

 familia similar para que pueda atraer materia grosera y donde el sistema nervioso

 sea débil, de esta forma y a la vez, aprenderá también muchas lecciones de ese ambiente.
CÓMO VENCER EL KARMA. Sabemos que cada Ego renace muchísimas veces

 porque, aunque va desarrollando sus poderes espirituales y en cada vida se le brinda

nuevas posibilidades de acelerar su evolución, debe ser así mientras siga creándose

nuevo karma. Por consiguiente cabe preguntarse ¿Cómo podemos romper el ciclo

de renacimientos y adquirir la liberación? Para responder a eso lo primero que

debemos tener en cuenta es que el hombre se ata a las cosas del mundo físico por medio

 del deseo, y segundo que, aunque sean deseos de disfrutar gracias a los sentimientos

 y emociones positivas o devocionales, también atan porque esos sentimientos que

causan felicidad atraen también al Ego. Es por esta razón que el mayor impedimento

 para alcanzar la liberación es el objeto del deseo, ya que lo que en realidad se busca

 es el goce del fruto de ese deseo y de esa acción. En sentido general, el hombre actúa

siempre con la intención de conseguir un resultado, y ese resultado o fruto recompensa

el esfuerzo lo que, a su vez, le satisface y le ata.
Pero no nos equivoquemos, el deseo ha hecho que la humanidad esté en el nivel donde se

encuentra aún habiéndole utilizado para el mal. El deseo es necesario porque es el incentivo

 para la acción y la experiencia, sin la cual no podríamos evolucionar. Si hasta ahora el deseo

ha hecho que el hombre busque la manera de vivir cada día mejor y que se esfuerce y trabaje

para ello, en un futuro, el deseo debe ser el que lleve al hombre a buscar su propio

desarrollo espiritual. El deseo nos puede llevar a buscar lo material, la gloria o la fama

pero el karma nos da las lecciones que necesitamos para que razonemos y cambiemos

 nuestro carácter. Se trata, por tanto, de actuar con responsabilidad en el cumplimiento

de los deberes pero haciéndolo, además, como un servicio a Dios y a la humanidad para

que desaparezca el deseo de posesión y de goce del fruto de la acción.
Naturalmente que estas explicaciones van dirigidas más bien a las personas que ya han

 recorrido más de la mitad del sendero y que empiezan a buscar la vida superior intentando

 llevar una vida fraternal y altruista. Pero, además de no crear karma por el deseo de lo

 material ni del fruto de la acción, también debemos mirar el pasado para ver si nos hemos

creado deudas respecto a los malos deseos, sentimientos y pensamientos contra

nuestros hermanos. En ese caso debe haber un arrepentimiento sincero, un pedir

perdón si surge la oportunidad y un servicio o donación de la deuda a la persona interesada

o a otras si eso no fuera posible; pero ¡claro! sin deseo de recompensa. Se trata

simplemente de neutralizar las fuerzas del pasado que nos pueden atar introduciendo

causas nuevas de altruismo, benevolencia, fraternidad, etc. Quien manifiesta amor y

 altruismo neutraliza lo que le pueda venir del pasado y origina buenas causas para el futuro.
El hombre debe subyugar sus cuerpos y utilizarlos para el bien aunque lo considere

 un sacrificio, es un deber sacrificar lo inferior a lo superior sin esperar nada a cambio

 si queremos actuar con la conciencia del Yo superior. Lo mismo que un sacrificio

 por lo material obtiene resultados materiales, un sacrificio con la intención de

 colaborar con Dios y ayudar a la humanidad traerá una respuesta de los mundos

 espirituales. Ver a Dios en todas las partes y en todo motivo es identificarse con Él y

es trabajar con y por amor a Él y a su creación, y eso no crea karma que ate al renacimiento.

Cuando se utilizan los cuerpos para esto se tiene una vida dichosa donde no se

 necesita nada y donde no existe el sufrimiento ni la desesperanza. Es aconsejable

 para el aspirante espiritual que busca su propio desarrollo y el fin del karma que, cuando

se levante por las mañanas, se ofrezca a Dios y se sacrifique para que sus pensamientos,

 palabras y acciones beneficien a los demás y no busquen recompensa. Quien actúa así

 debe ser consciente de que todo lo que ocurra será fruto de su voluntad y que debe sentir

 gozo por todo lo que le ocurra puesto que son las Leyes Divinas quienes responden con

 sabiduría. El sacrificio voluntario aporta felicidad y poder espiritual.


 

 

 
 


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