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ELSA GLOVER: El envejecimiento
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De: moriajoan  (Mensaje original) Enviado: 11/12/2009 20:10

 

El envejecimiento

Elsa M. Glover, PhD.

 

Los científicos materialistas han observado que en el transcurso del

tiempo los cuerpos humanos sufren un proceso de envejecimiento. El cuerpo

se obstruye por depósitos terrosos. Células de los diversos órganos (corazón,

riñones, cerebro, etc.) se rompen, de manera que la capacidad funcional de

éstos disminuye. Las paredes arteriales engruesan y se vuelven rígidas, lo que

dificulta la circulación de la sangre. Los huesos tienden a perder fuerza.

Los científicos materialistas han estudiado maneras de retrasar el

proceso de envejecimiento. Para retrasar la obstrucción del cuerpo por

depósitos minerales podemos emplear alimentos y bebidas que contengan

escasos materiales terrosos, tales como el agua destilada, leche, vegetales

frescos y frutas. Igualmente es necesario mantener una buena eliminación, de

manera que las materias terrosas ingeridas puedan ser eliminadas lo más

pronto posible. El ácido pantoténico, las vitaminas C y E son importantes para

retardar los procesos de destrucción celular. El ácido pantoténico se encuentra

en la levadura de cerveza, patatas, guisantes, arroz integral, semillas de girasol

y trigo entero. La vitamina C se encuentra en todas las frutas y vegetales

frescos. La vitamina E se encuentra en los granos enteros, vegetales de hoja

verde, nueces, judías y guisantes. Otras vitaminas del complejo B, selenio y los

aminoácidos cisteína, metionina y ornitina contribuyen a prevenir la destrucción

celular. Las grasas insaturadas pueden originar destrucción celular porque

poseen radicales libres. Para retardar el endurecimiento y engrosamiento de

las paredes arteriales debemos evitar la ingesta excesiva de colesterol y otras

grasas. Para conseguirlo, deberíamos limitar la ingesta de leche entera, la

carne grasa, la yema del huevo, aceite de coco, bayas de cuca, margarina y

aceites en general. En vez de leche entera, podemos tomar leche descremada.

Los cereales, frutos secos y legumbres pueden reemplazar las comidas con

carne. El ejercicio es igualmente útil para mantener los niveles de colesterol

bajos.

Para prevenir la pérdida de fuerza de los huesos es necesario ejercicio

físico junto con aportes adecuados de vitamina C y calcio. La leche, las

almendras, las semillas de sésamo, girasol y soja, así como los vegetales de

hoja verde son buenas fuentes de calcio. La vitamina D (procedente de huevos,

leche, semillas germinadas, champiñones, semillas de girasol y de la luz

solar), junto con el aminoácido lisina, facilitan la absorción de calcio.

La ciencia materialista sólo puede aportar sugerencias para retardar el

proceso de envejecimiento. No puede detenerlo. Aún nos encontramos en la

situación referida por Henry Wadsworth Longfellow cuando escribió:

El Arte es extenso mas el tiempo vuela

Y nuestros corazones, aunque firmes y valientes,

Tocan, como tambores destemplados,

Marchas fúnebres hacia la tumba

Los científicos materialistas han confirmado que no solamente los

cuerpos humanos experimentan envejecimiento, sino que también los

organismos vegetales y animales envejecen y finalmente mueren. La Tierra

envejece a medida que se explotan sus depósitos de carbón, petróleo, gas y

minerales, y también a medida que sus montañas se erosionan y son

arrastradas por las aguas hacia el mar, e igualmente a medida que su interior

se enfría gradualmente. El Sol envejece al radiar calor y luz hacia el espacio.

Para reponer el calor y luz perdidas, quema grandes cantidades de combustible

nuclear en su interior. Nuestro Sol quema a diario 1013 toneladas de las 1027

toneladas totales de combustible que almacena en su interior. Las reservas de

combustible son limitadas. Finalmente, al cabo de unos 10 mil millones de años

desde el momento en que empezó la fusión nuclear (dentro de unos 5 mil

millones de años) el Sol agotará su combustible nuclear. Llegado dicho

momento se enfriará y dejará de brillar.

Los científicos materialistas han comprobado que todos los procesos

irreversibles en el universo lo hacen envejecer. Esto se resume en la Segunda

Ley de la Termodinámica, la cual establece que "La entropía del universo

aumenta con cada proceso irreversible". Entropía es un término técnico con

una definición matemática algo compleja pero que básicamente mide el

desorden físico en el universo. Cuando un folio de papel se rompe en pedazos,

el papel rasgado está menos ordenado que la hoja entera. La Segunda Ley

implica que podemos comenzar con un folio de papel y rasgarlo pero no

podemos comenzar con un folio hecho pedazos y reconstruirlo a menos que

algo sacrifique su orden para consumar el proceso. Si un ser humano gasta

energía en reunir los trozos de papel nuevamente, el aumento en el orden del

papel será menor que el desorden causado por el consumo de plantas (y a

veces animales) necesario para conseguir la energía que recomponga el papel.

De esta manera, el desorden en el universo aumenta y el universo envejece.

Los clarividentes pueden dar una iluminación adicional sobre el proceso

del envejecimiento. Ellos perciben que si bien las actividades terrenales de los

seres humanos producen envejecimiento del cuerpo denso, también producen

crecimiento del alma humana. El registro de las actividades terrenales se

almacena en el cuerpo vital. Este registro contiene tanto nuestros hechos como

los efectos de nuestras acciones sobre otros. A su debido tiempo, el espíritu

revisa esos registros, bien voluntariamente durante la vida en el ejercicio de

retrospección o automáticamente tras la muerte (el ejercicio de retrospección

implica repasar los acontecimientos de cada día al retirarse a dormir, antes de

entregarse al sueño. Los acontecimientos son revividos en orden inverso a

como sucedieron de forma que primero se ven los efectos y luego las causas.

A medida que se reviven los acontecimientos, se debe intentar sentir los

efectos que nuestras acciones han tenido sobre otras personas y valorar si

nuestras acciones fueron correctas o equivocadas). Cuando se repasa el

registro, se repara en las acciones, se sienten sus efectos y el espíritu extrae

conclusiones de toda la experiencia acerca de lo correcto y lo erróneo, de lo

bueno y lo malo, de lo que es valioso y de lo intrascendente. El espíritu

almacena esas conclusiones y consecuentemente crece en sabiduría y poder.

El proceso de envejecimiento, que parece un declive continuo desde el punto

de vista físico, aparece como de continuo crecimiento y mejora desde el punto

de vista espiritual. Como dijo Pablo (1 Cor. 15:44), "Se siembra cuerpo animal y

se levanta cuerpo espiritual" y (2 Cor. 4:16), "Por lo cual no desmayamos, sino

que mientras nuestro hombre exterior se corrompe, nuestro hombre interior se

renueva de día en día".

El clarividente puede percibir asimismo que, aunque el cuerpo físico

envejece, el modelo de acuerdo con el cual el cuerpo físico fue construido

permanece inalterado por el paso del tiempo. Cuando el cuerpo denso ha

envejecido hasta el punto de ser inhabitable, el espíritu deja el cuerpo denso

pero toma consigo el modelo de acuerdo con el cual el cuerpo físico fue

moldeado. El espíritu puede hacer cambios en el modelo si aprecia defectos, y

luego utiliza dicho modelo para construir un nuevo cuerpo dentro del vientre de

una nueva madre. Aunque los cuerpos declinan durante una vida terrestre, la

tendencia de una vida a otra sobre la tierra es de mejora continua.

Similarmente, el sistema solar puede retirarse de la manifestación

cuando se agota y necesita un nuevo comienzo con ímpetu y orden renovados.

Ya que las formas físicas parecen estar en un estado de continuo

declive, podríamos ser pesimistas y perder la esperanza si fijamos nuestra

atención sólo en lo físico. Por consiguiente, luchemos por mantener siempre en

mente que la condición del espíritu es de crecimiento continuo y que paso a

paso nos estamos acercando a un estado de gloria más allá de toda

comparación.


 

 

 
 


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