"Jehová, me trajo a tu casa, como un cántaro de agua para que todos beban; y tú en vez de beber te enfadas, porque esa agua no te sirve para regar tus plantaciones.
Jehová tiene agua para los huertos, y agua para las bestias, y agua para las almas de los hombres.
Yo soy el cantarillo de Jehová para estos últimos. ¿Quieres beber padre y no te enfadarás más conmigo?
- y rodeando con sus bracitos el cuello de Jhosep, lo besó en la boca con un beso mudo y largo, como si en verdad le diera a beber la interna y cristalina corriente de amor Divino, que emanaba de su corazón de Cristo-hombre.
¡Ahora despierto, hijo mío!, - murmuró Jhosep profundamente enternecido, mientras se inclinaba a dejar el niño en tierra para ocultar dos gruesas lágrimas que rodaron por su rostro".
Bebamos del cantaro de agua fresca que Él nos regala cada día y simplemente sigamos su estela de amor...
Felices Fiestas.