Préstame tu Vida
Préstame tus manos, para que con ellas pueda seguir curando, ayudando,
bendiciendo y acariciando.
Préstame tus pies, para que pueda seguir acudiendo a las llamadas de tantos
desvalidos y para correr detrás de los que se descarrían tras cosas que aman.
Préstame tu lengua, para seguir dando buenas noticias a todos, denunciando
las injusticias, consolando a los tristes, enseñando a amarse.
Préstame tus ojos, para mirar con ternura y cariño a toda la gente.
Préstame tu rostro, para sonreír a pesar de todo, para iluminar todas las situaciones
con mirada de perdón, de gracia, de luz, de alegría y de paz.
Te pido, en fin, tu corazón, para que yo pueda seguir amando a mi manera.
Si me los prestas, no hace falta que te desprendas de ellos. Es muy sencillo:
utilízalos tú, como si fuesen míos, como si ahora te los prestara yo.
Haz tú con ellos lo que estoy deseando hacer yo.
|