LUCIFER: ¿TENTADOR O BENEFACTOR?...Y(II)
Origen, y Misión de la Tristeza y del Dolor
En aquel estado la mujer no podía razonar tampoco, porque la mente fue dada por los
Poderes de las Tinieblas y era obscura, y antes de que pudiera emplearse para
correlacionar los hechos era necesario que se iluminara. Únicamente después que se
hubo hecho esto pudo el hombre arrojar "la Luz de la razón" sobre sus problemas.
Aquí oímos hablar por primera vez de "Lucifer", el "dador de Luz", quien habla a la mujer
y la ayuda a resolver el enigma mostrándole cómo con la ayuda del hombre podía ella
ejecutar la función creadora independientemente de los Ángeles, pudiendo suministrar así
cuerpos a los que los hubieran perdido, evadiéndose también de la muerte.
Y él pregunta si Dios les había prohibido comer de los árboles, y le contestan que se les
había prohibido comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, bajo pena de muerte.
Que el árbol del conocimiento es una expresión simbólica de la función generadora se
hace evidente si recordamos cuán limitada era la conciencia del hombre en ese entonces.
No sabía o no conocía nada fuera de sí mismo, sus ojos no habían sido aun abiertas, su
conciencia era interna, como la que tenemos en el sueño con ensueños, salvo que no era
confusa, pero estaba tan ajeno e inseguro respecto a los seres y cosas del mundo
exterior como lo estamos ahora nosotros respecto al mundo espiritual, excepto cuando
era llevado a los templos y puesto en íntimo contacto sexual con otro; entonces, durante
un instante, el Espíritu atravesaba el velo de la carne. El hombre y la mujer se conocieron
uno a otro en la carne, y para el iniciado la Biblia ilumina admirablemente esos hechos,
empleando las mismas expresiones en muchos lugares. "Adán conoció a su esposa", y
en la pregunta de María: "¿Cómo concebiré si no he conocido a hombre alguno?" Los
dolores del parto son también mucho más lógicos como penalidad por la violación en
cosa del comercio carnal que como castigo por haber comido una manzana.
La serpiente dijo: "Vosotros no moriréis en verdad, porque Dios sabe que el día en que
comáis de él (el árbol) vuestros ojos se abrirán y seréis como dioses, conociendo el bien
y el mal. Este último era entonces desconocido para el hombre.
Obrando según ese consejo, la mujer obtuvo la cooperación del hombre y mediante el
poder de la voluntad libertaron sus cuerpos de deseos. Esa facultad fue entonces mucho
mayor que ahora, porque es ley que toda nueva facultad se adquiera siempre a costa del
debilitamiento de otro poder anterior, como cuando se obtuvo la facultad de pensar
comprada al precio de la mitad de la fuerza creadora. Entonces el poder de la voluntad
humana era tal que el miedo de Dios de "que el hombre comiera también del árbol de la
vida y se hiciera inmortal" estaba ampliamente justificado, pues se habría así asegurado
la posesión del secreto de renovar el cuerpo vital así como el denso, y hubiera podido
crear un cuerpo y vitalizarlo para siempre. Entonces no hubiera habido en verdad
evolución alguna, porque el hombre no sabía entonces, como no lo sabe tampoco ahora,
construir un cuerpo perfecto, y esto hubiera sido la mayor de las calamidades posible. La
muerte no es una desgracia, sino un amigo que viene a nosotros naturalmente, porque ya
hemos aprovechado que nos liberta de un medio ambiente , y de un cuerpo que nos
encadena, para que podamos obtener una oportunidad nueva en un cuerpo nuevo y
mejor, para aprender lecciones nuevas también.
El uso ilimitado de la función sexual tuvo por resultado hacer al hombre más y más
consciente de su cuerpo, "sus ojos se abrieron", y su atención fue enfocándose más y
más sobre el Mundo Físico, hasta que por grados llegó a olvidar los mundos superiores, y
muchos han llegado hasta a no creer que hay un espíritu inmortal en el hombre. Para
ellos, la muerte es por supuesto, una desgracia terrible, una horrenda calamidad, a pesar
de todas las afirmaciones, porque creen en la aniquilación. Así que aunque la palabra de
Lucifer era verdad, y se podían crear nuevos cuerpos, la palabra del Ángel era más
verdadera todavía, porque en realidad no hubo muerte hasta que el hombre perdió la
conciencia de los mundos espirituales.
En cuanto a la maldición: "Con dolores parirás a tus hijos", no es una maldición
absolutamente, sino la simple indicación de los efectos que resultarían inevitablemente
del abuso ignorante de la función creadora.
Mientras ésta se efectuó bajo la sabia dirección de los Ángeles, en ciertas épocas del
año, cuando las fuerzas cósmicas provenientes de los planetas eran propicias, el parto se
realizaba sin dolor, pero el hombre ignoraba esos factores, y de ahí que de la
transgresión resultara el sufrimiento.
De esta forma se obtuvo el cerebro y el órgano vocal a costa de la mitad de la fuerza
creadora; el habernos libertado de la dirección de los Ángeles, el poder de iniciar la
acción para elegir el bien o el mal y la conciencia del mundo material, son nuestros a
costa de la tristeza, del dolor y de la muerte.
Pero todas las cosas trabajan para el bien en el reino de Dios, el mundo. Aun lo que es
malo se trasmuta mediante la sutilísima alquimia espiritual en sucesivos escalones de un
bien superior, el que no habría podido realizarse sin aquél. Habiendo sido desterrado del
jardín del Edén, la Región Etérica, aprendiendo a conocer el mundo material, a
consecuencia de los repetidos abusos sexuales que fijaron su atención aquí, aumentó el
uso del cuerpo de deseos, el que endureció al cuerpo denso y éste comenzó a necesitar
alimento y bebida. De esta manera el ingenio del hombre quedó limitado en parte para la
creación del cuerpo y su substentación. El hambre y el frío fueron los látigos del mal, que
despertaron el ingenio humano, obligándolo a pensar y a trabajar para proveer a sus
necesidades. Y en esa forma va aprendiendo gradualmente la sabiduría; tiene que
proveer para esas contingencias antes de que lleguen, porque el hambre y el fría le han
enseñado a velar por si mismo, y de esta manera la sabiduría es sufrimiento cristalizado.
Cuando consideramos serenamente nuestras tristezas pasadas y extraemos de ellas las
lecciones que contienen, se tornan para nosotros en minas de sabiduría y en indicadoras
de futuras alegrías, porque de ellas aprendemos a dirigir nuestras vidas con rectitud, y a
dejar de pecar, porque la ignorancia es pecado y el conocimiento aplicado es la
salvación, la única salvación. Esto parecerá ser una afirmación gratuíta, pero si tratamos
de probarla por medio de la meditación encontraremos que es absolutamente cierta y tan
demostrable como que dos y dos son cuatro.
En cuanto a la pregunta: ¿quiénes son esos Luciferes? (porque aunque la Biblia sólo
parece hablar de una persona, eso es un error, lo mismo que cuando habla de Dios en
singular en el primer capítulo del Génesis), son una clase de seres que alcanzaron un
estado evolutivo, muy superior al de nuestra Humanidad, en el Período Lunar, pero que
no llegaron al desarrollo obtenido por los Ángeles . Son semi-dioses, y no pueden tomar
un cuerpo denso como el hombre. Pero tampoco puede adquirir experiencias en la forma
en que lo hacen los Angeles. Necesitaban un cerebro y una médula espinal, así que
cuando el hombre hubo construido ese instrumento, lo urgieron a que hiciera uso de él
para aprovecharse ellos mismos.
En ese tiempo la naciente conciencia del hombre estaba dirigida hacia adentro, y veía sus
órganos internos, construyéndolos con la misma fuerza que ahora dirige al exterior para
hacer casas, buques, etc., y los músculos externos de su cuerpo, así que la mujer que
era la que se había desarrollado más en esa dirección por tener su imaginación ya
ejercitada, vio la inteligencia encarnada en su serpentina médula espinal, y en un estado
posterior, cuando el hombre recordó esa experiencia, le pareció que lo más semejante a
lo que quería indicar era una serpiente.
Se ve esta idea en toda la Biblia. En Isaías 14 se le llama Lucifer (la estrella del día), rey
de Babel-On (puerta del Sol), ciudad situada sobre siete colinas, que dominaba todo el
mundo. Allí la humanidad cesó de obrar al unísono y se separó en varias naciones
guerreras. Fue la simiente de todos los males imaginables y se le llama "ramera" en la
Revelación, donde se describe su caída.
Como suprema antítesis oímos hablar de otra "Luz del Mundo", una "brillante estrella
matutina", la verdadera Luz (Lucifer) que se levantará después de la caída de Babilonia y
reinará para siempre en la ciudad de paz: Jer-u-sa-lén, que es llamada la "novia". Viene
del cielo y tiene doce puertas, que nunca se cierran, aunque el inestimable árbol de la
vida esté dentro. No hay iluminación externa alguna. La luz está dentro y no hay noche.
Ciertamente es una ciudad maravillosa, y la mayor antítesis imaginable de la otra. ¿Qué
significa eso?, ya que toda interpretación literal está fuera de discusión en ambos casos.
Admitiendo que la ciudad de Babilonia haya existido, no era literalmente como se
describe, y la futura "Nueva Jerusalén" es contraria a todas las leyes de la Naturaleza tal
como las conocemos. Esas dos ciudades tiene que ser, pues, simbólicas.
Con objeto de descubrir su significado consideremos que esas ciudades están situadas
sobre siete colinas o montañas, posición que ofrece ventajas especiales para la
observación. Moisés fue ,"a la montaña" y "vio" y "oyó", así como en el 'monte" de la
transfiguración. Daniel compara a Babilonia con la cabeza de la imagen que
Nabucodonosor vio en un sueño, y en la cabeza humana hay siete puntos de
observación: dos ojos, dos oídos, dos fosas nasales y una boca. Sobre éstos está el
cerebro, en el que el "dador de Luz" la razón dirige el pequeño mundo, el microcosmos,
así como el Gran Dador de Luz, Dios, dirige al macrocosmos.
La razón es producto del egoísmo, pues está generada por la mente proporcionada por
los "Poderes de las Tinieblas", en un cerebro formado egoístamente por la mitad de la
fuerza sexual y estimulada por los egoístas Luciferes siendo, por consiguiente, "la
simiente de la serpiente', y aunque sea trasmutable en sabiduría mediante el dolor y la
tristeza, debe dar lugar a algo superior: la intuición, que significa "enseñanza o
conocimiento interno". Esta es una facultad espiritual, presente en todos los Espíritus,
encuéntrense funcionando en un cuerpo masculino o femenino, pero se manifiesta mucho
mejor en un organismo femenino, porque en él la contraparte del Espíritu de Vida - El
cuerpo vital- es masculino, positivo, y la intuición, la facultad del Espíritu de Vida, puede
por consiguiente, llamarse apropiadamente "la simiente de la mujer", de donde surgen
todas las tendencias altruístas mediante las cuales todas las naciones van
agrupándose lenta, pero seguramente, formando una Fraternidad Universal de amor, sin
tener en cuenta la raza, el sexo o el color.
Este cerebro nuestro, sin embargo, no es en conjunto homogéneo, sino que está dividido
en dos mitades, y los fisiólogos saben muy bien que usamos principalmente uno de esos
hemisferios cerebrales: el izquierdo. El hemisferio derecho del cerebro está activo en
parte. El corazón está también en el lado izquierdo del cuerpo, pero está comenzando a
dirigirse hacia el "lado derecho". El cerebro "derecho" está también haciéndose más y
más activo, y a consecuencia todo el carácter del hombre aparece distinto. El lado
izquierdo está bajo el dominio de los Luciferes y produce egoísmo, pero el Ego adquirirá
más y más dominio conforme el lado derecho del cerebro vaya adquiriendo el poder de
actuar sobre el cuerpo como juicio justo o recto.
El que se está produciendo un cambio en el corazón, que lo convierte en una anomalía,
en un enigma, no tiene nada nuevo para los fisiólogos. Tenemos dos clases de músculos:
una clase de ellos está bajo el dominio de la voluntad, por ejemplo, los músculos del
brazo y de la mano; éstos son estriados a lo largo y a lo ancho. Los músculos
involuntarios, que tienen a su cargo las funciones que no están bajo el dominio de la
voluntad, que no pueden moverse a impulsos del deseo, sólo están estriados a lo largo.
El corazón es la única excepción. No está bajo el dominio de la voluntad ni del deseo, y
sin embargo está comenzando a mostrar fibras transversales como los músculos
voluntarios.
A su debido tiempo esas estrías latitudinales se desarrollarán plenamente y el corazón
quedará bajo nuestro control. Cuando llegue ese momento podremos dirigir la sangre
hacia donde queramos enviarla. Entonces podremos negarnos a dejar ir la sangre al
hemisferio izquierdo del cerebro, y Babilonia, la ciudad de Lucifer, caerá.
Cuando la sangre vaya afluyendo al cerebro derecho iremos edificando la Nueva
Jerusalén, y ya nos estamos preparando para ese momento al construir las estabas
latitudinales del corazón mediante ideas altruístas o, como en el caso de los discípulos,
enviando las corrientes sexuales a través del sendero derecho del corazón.
Recordaremos que los Querubines fueron los que despertaron el Espíritu de Vida, el
asiento o fuente del amor divino cuya sombra es el cuerpo vital, el medio de la
propagación, y cuando el hombre quedó desterrado de la Región Etérica, el jardín del
Edén, con sus cuatro corrientes etéricas, debido al mal uso de la fuerza sexual se
presentaron los Querubines ante él con una espada de fuego. El debido uso de la fuerza
sexual construye un órgano que dará al hombre la clave de los mundos internos y le
ayudará a crear por medio del pensamiento. Entonces cesarán el dolor y la tristeza, y
habremos entrado en el sendero que conduce a la ciudad de la paz: Jer-u-salén.
Lemuria pereció por el fuego y terribles cataclismos volcánicos, surgiendo en su lugar la
Atlántida. En su momento ésta quedó sepultada bajo las aguas dando lugar a Ariana, la
Tierra que vemos en nuestra actual Época Aria, pero que pronto pasará. Las
salamandras están empezando a avivar los fuegos de la fragua, para hacer "un nuevo
cielo y una nueva tierra", que la Escuela Ocultista Occidental llama la "Nueva Galilea".
En las primeras dos Épocas el hombre desarrolló un cuerpo y lo vitalizó; en la Época
Lemúrica desarrolló el deseo; en la Época Atlante produjo la astucia; y el fruto de la
Época Aria es la razón.
En la Nueva Galilea la humanidad tendrá un cuerpo mucho más fino y etérico que ahora,
la Tierra será transparente también y como resultado esos cuerpos serán más
permeables a los impactos espirituales de la Intuición. Esos cuerpos tampoco se
cansarán y por eso no habrá noche alguna, y los doce nervios craneanos, que son las
puertas del asiento de la conciencia, entonces como ahora, nunca estarán cerrados.
Además, la Nueva Galilea estará formada por éter luminoso y trasmitirá la luz solar. Esa
tierra será una tierra de paz (Jer-u-salén), porque la Fraternidad Universal unirá a todos
los seres de toda la Tierra en el Amor. No podrá existir la muerte, porque el árbol de vida,
la facultad de generar fuerza vital se habrá hecho posible por medio del órgano etérico de
la cabeza ya mencionado, que se desarrollará en todos aquéllos que van siendo elegidos
como progenitores de la humanidad de la Época venidera.
Esa raza se llama la "Raza de Cristo", pero entiéndase que no es debido a un Cristo
exterior, sino porque habrán desarrollado el principio Cristo dentro, porque actuarán
siguiendo los dictados del Espíritu mediante la Intuición, y todo cuanto hagan lo harán por
Amor. Únicamente mediante ese perfeccionamiento individual puede efectuarse la
salvación de la Raza, porque, según dijo Angelus Silesius,
Aunque Cristo renazca mil veces en Belén,
Si en ti mismo no nace tu alma sigue extraviada;
Ni importa que en el Gólgota contemples levantada
La Cruz, si no es un Gólgota tu corazón también.
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