Había una vez una luna que envidiaba al sol porque, según decía, él podia verte todos los días y darte calor.
Mientras tanto, se contaba que ese mismo sol, a su vez, envidiaba a la luna porque podia tenerte todas las noches y cuidar de tus sueños.
Pero lo más extraño es que yo, que quise ser tu luna y tu sol, solo soy el escritor de este minúsculo cuento que no relata como tus promesas se escribieron en el agua, ni habla de tu para siempre, grabado en la arena que se llevó el viento, sino que solo habla de la insatisfacción de no disfrutar lo que se tiene cuando uno vive perdido en el deseo de lo que no está...
FELIZ Y HERMOSA SEMANA!!!!!