***Lluvia de bendiciones***
Sumá tus gotas de luz para ayudar a que se abran más corazones.
¿Te preguntaste de qué otra manera podrías ayudar? Un ángel me susurró una creativa forma de hacerlo, por eso vengo a buscarte bajo el influjo divino del amor. Se necesitan más señales que enciendan la esperanza y multipliquen la alegría. Con tu ferviente ayuda refulgente, este mensaje recorrerá el mundo llevando un majestuoso mandala, con un preciado corazón de luz, que derramará una bellísima y refrescante lluvia de bendiciones.
Veo la clara energía que mana en tu interior, por eso sé que sumarás tus dones y talentos en esta mágica cruzada solidaria, que le devolverá la confianza a millones de almas peregrinas que comenzaron el valiente proceso de transformación. Ayudando nos ayudamos, de ese modo sanamos y seguimos avanzando. Vamos a generar una vibrante obra de amor, que colmará de luz los corazones y dirá al universo que hemos despertado.
Se te eriza la piel porque tu espíritu sabe que de este modo cumplís con lo acordado. Hay hermanos que en las estrellas también esperan ver esta magnífica señal de humanidad, que dará muestras del grado de consciencia alcanzado. Conectá con tu esencia. Dejá que tu hemisferio derecho y la energía femenina se sincronicen con sus opuestos y te ayuden a expresar la vibración que se abre paso en tu interior para co-crear este gran mandala.
¡Así! ¡Muy bien, sabía que podía contar con vos! Ponele música a este inmenso corazón. Pintalo con colores palpitantes. Colmalo con intenciones sanadoras. Incluile imágenes felices. Irrigalo con aromas que conduzcan a dimensiones sutiles. Emitile todo tu amor y emociones positivas. Plasmale caricias, besos, abrazos y gestos solidarios. Rocialo con pasión. Transmitile tus mejores palabras de aliento. ¡Así, así! El corazón ya late, ilumina.
Ahora dejemos que la ley de atracción lleve esta hermosa creación humana hacia otros amigos caminantes, para que les insuflen su maestría. Muy pronto este mandala llegará al cielo y veremos en las calles rostros amorosos, miradas relucientes y expresiones llenas de vida y encanto. Cuando la gente sonría y se pregunté qué fue lo que pasó, sabrás que nuestra labor dio sus frutos, pues la Tierra recibió la fulgurante lluvia de bendiciones.
Por Julio Andrés Pagano