LA HERMANA ENFERMEDAD
Y llegó a un lugar donde había muchos enfermos.
Y la fiebre se
acostaba entre ellos y comía de sus manos.
Y el dolor era su cobija
colectiva.
Y El fue y se sentó en medio de todos ellos,
y tomando paños fríos
los ponía sobre sus frentes,
y tomando su aliento lo ponía sobre sus
almas. Y así les decía con consuelo:
Benditos sean hermanos, porque
la Hermana Enfermedad ha decidido
venir hasta ustedes a purificarlos.
Y sin decirles nada ha entrado en
sus cuerpos y se ha enseñoreado de ellos.
¿Acaso no considera el maíz
como una enfermedad, a la mano que lo
zarandea, lo arranca de la milpa,
lo desprende de la mazorca y lo
golpea en el metate hasta reducirlo a polvo?
¿Qué diría si tuviese
boca para hablar?
Mas ustedes que ven su transformación dicen:
El maíz vale por las
tortillas que hacemos con él.
Y se eleva al hacerse nuestro alimento.
No sean ignorantes, ni piensen
que es castigo de los dioses todo
cuanto les sucede. Porque en verdad
les digo que nada ocurre bajo el
Cielo que no sea para el bien del
hombre y su Evolución. Pero también
les digo que no siempre ocurre
aquello que deseamos, sino lo que es
más conveniente en nuestro ascender.
Que no viene a nosotros lo que
planeamos con nuestro egoísmo
y nuestras limitaciones, sino aquello
que con el tiempo nos hará ser
Conscientes y mensajeros de la Luz.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL