El dolor existe, pero no el sufrimiento. El sufrimiento no es real, sino una
obra de tu mente. Si sufres es que estás dormido porque, en sí, el
sufrimiento no existe, es un producto de tu sueño y si estás dormido no
serás capaz de ver los problemas.
Pasará la vida por ti sin que tú la vivas.
La vida no es problemática. Es el yo (la mente humana) el que crea los
problemas. La realidad no hace problemas, los problemas nacen de la mente
cuando estás dormido.
A ver si eres capaz de comprender que el sufrimiento
no está en la realidad, sino en ti. Tú pones los problemas. ¿Se puede decir
que en estos últimos días no te has sentido como un hombre libre y feliz,
sin problemas ni preocupaciones? ¿No te has sentido así? Pues estás dormido.
¿Qué ocurre cuando estás despierto? No cambia nada, todo ocurre igual, pero
tú eres el que ha cambiado para entrar en la realidad. Entonces lo ves todo
claro.
Estar despierto es aceptarlo todo, no como ley, ni como sacrificio, ni como
esfuerzo, sino por iluminación. Aceptarlo todo porque lo ves claro y ya nada
ni nadie te puede engañar. Es despertar a la luz. El dolor existe, y el
sufrimiento sólo surge cuando te resistes al dolor. Si tú aceptas el dolor,
el sufrimiento no existe. El dolor no es inaguantable, porque tiene un
sentido comprensible en donde se remansa. Lo inaguantable es tener el cuerpo
aquí y la mente en el pasado o en el futuro. Lo insoportable es querer
distorsionar la realidad, que es inamovible. Eso sí que es insoportable. Es
una lucha inútil como es inútil su resultado: el sufrimiento. No se puede
luchar por lo que no existe.
No hay que buscar la felicidad en donde no está, ni tomar la vida por lo que
no es vida, porque entonces estaremos creando un sufrimiento que sólo es el
resultado de nuestra ceguera y, con él, el desasosiego, la congoja, el miedo
la inseguridad… Nada de esto existe sino en nuestra mente dormida. Cuando
despertemos, se acabó.
Importa la vida. El ir contra la realidad, haciendo problemas de las cosas,
es creer que tú importas, y lo cierto es que tú, como personaje individual,
no importas nada. Ni tú, ni tus decisiones ni acciones importan en el
desarrollo de la vida; es la vida la que importa y ella sigue su curso. Sólo
cuando comprendes esto y te acoplas a la unidad, tu vida cobra sentido.
¿Qué hace falta para despertarse? No hace falta esfuerzo ni juventud ni
discurrir mucho. Sólo hace falta una cosa, la capacidad de pensar algo nuevo,
de ver algo nuevo y de descubrir lo desconocido. Es la capacidad de
movernos fuera de los esquemas que tenemos. Ser capaz de saltar sobre los
esquemas y mirar con ojos nuevos la realidad que no cambia. ¿Quién te tiene
que liberar si ni tú mismo eres consciente de tus cadenas? Nos hemos
acostumbrado a la cárcel de lo viejo y preferimos dormir para no descubrir
la libertad que supone lo nuevo. Lo peor y más peligroso del que duerme es
creer que está despierto y confundir sus sueños con la realidad. Lo primero
que necesitas para despertar, es saber que estás durmiendo y estas soñando.
Para despertar hay que estar dispuesto a escucharlo todo, más allá de los
cartelitos de buenos y malos, con receptividad, que no quiere decir
credulidad. Hay que cuestionarlo todo, atentos a descubrir las verdades que
puede haber, separándolas de las que no lo son. Si nos identificamos con las
teorías sin cuestionarlas con la razón -y sobre todo con la vida- y nos las
tragamos almacenándolas en la mente, es que seguimos dormidos. No has sabido
asimilar esas verdades para hacer tus propios criterios. Hay que ver las
verdades, analizarlas y ponerlas a prueba, una vez cuestionadas.
Ordinariamente, buscamos alivio y no curación. Cuando sufres, ¿estás
dispuesto a separarte de ese sufrimiento lo necesario para analizarlo y
descubrir el origen que está detrás? Es preferible dejar que sufras un poco
más, hasta que te hartes y estés dispuesto a ver. O despiertas tú, o la vida
te despertará.
Las componendas y alivios son manejos comerciales del buen comportamiento
que te han metido en la mente tu sentido de buena educación. Si los miras,
bien despierto, descubrirás que no son más que utilización, comercio de toma
y daca y chantaje, más hipocresía. Cuando ves esto, ¿quieres quitarte el
cáncer, o tomar un analgésico para no sufrir? Cuando la gente se harta de
sufrir es un buen momento para despertar.
¿Estoy dispuesto a reconocer que el sufrimiento y la congoja los fabrico yo
mismo? No quiero que ustedes crean lo que les digo porque yo lo digo, sino que
cuestionen cada palabra y analicen su significado y lo que les dice su vida
personal; pero con sinceridad, sin autoengañarse por comodidad o por miedos.