«Hermano mío, recuerda siempre que el hombre
no tiene ninguna autoridad legítima sobre la mujer, a menos que la mujer le haya dado de buena gana y voluntariamente esa autoridad.»
Libro de Urantia. Pág.638
Parece mentira que en pleno siglo XXI todabía debamos hacer hincapié en esta cita, porque a pesar de que la mujer ha logrado adquirir muchos de sus verdaderos derechos, en muchas ocasiones sigue siendo sometida al machismo de los hombres que no reconocen su condición.
El feminismo, no es ninguna salida al problema, pues es tan discriminatorio y perjudicial como el machismo. Nuestro Creador nos hizo diferentes no sólo en nuestra estructura física, sino también en lo espiritual y emocional, por tanto luchar por una igualdad de sexos es totalmente arbitrario y contrario a las Leyes naturales, pues " el hombre y la mujer son, desde el punto práctico, dos variedades distintas de la misma especie, que viven en asociación íntima y estrecha. Sus puntos de vista y sus reacciones a la vida, son esencialmente diferentes y por lo mismo son incapaces de una comprensión plena y real entre ellos"938
Por tra parte, la igualdad es una utopía porque nada en la vida ni en la naturaleza es igual. "Los hombres que presumen de la igualdad, tarde o temprano caen en la tentación de probar su capacidad para imponer su poder y autoridad sobre otras personas. El concepto de igualdad no conduce nunca a la paz"1487
Jesús refiriendose a la religión nos decía que "no hace falta que veáis las cosas de la misma manera, ni que sintáis de la misma forma, ni tampoco que penséis de la misma forma, para ser iguales espiritualmente" 1594 esto mismo lo podemos aplicar a la relación de la pareja humana. No es preciso luchar para igualarse al otro, sino más bien potenciar lo propio de cada sexo, para de esta forma poder complementarse mutuamente ya que ambos son cocreadores con Dios de la especie humana.
"La mujer es socia del hombre a igual nivel en la producción de la raza, por tanto es igualmente importante en el desrrollo de la evolución de la raza. Pero los derechos de la mujer, no son en manera alguna los derechos del hombre. La mujer no puede florecer con los derechos del hombre, ni tampoco el hombre puede prosperar con los derechos de la mujer. Cada sexo tiene su propia esfera de existencia diferente y por lo mismo, por siempre cada reino tendrá su propio dominio determinado por la diferenciación biológica y mental" 938 sin que ello signifique una mayor valorización en ninguno de los sexos.
Como hijos de Dios debemos respetar estas diferencias y trabajar cada uno en vivir más plenamente, desarrollando las cualidades y virtudes propias de su sexo, sólo así la mujer podrá ser más Mujer y el hombre más Hombre y juntos podremos formar una sociedad más justa y responsable de la raza humana que se nos ha dado en comodato, para hacer fructificar en ella los frutos del espíritu.
yolanda silva solano