Al instituir esta cena de conmemoración, el Maestro empleó símbolos, trataba de prevenir que las generaciones venideras, cristalizaran sus enseñanzas. No quería destruir el concepto individual de la comunión divina, estableciendo una forma precisa. Más bien, buscaba liberar el alma renacida del hombre y ponerla en las alas dichosas de una nueva y viviente libertad espiritual.
Libro de Urantia,pág.1942
Jesús en esta última cena, quiso darle un nuevo significado a la Pascua que hasta ese momento, recordaba el pasaje en que los israelitas, celebraban haber pasado de la esclavitud racial, a la libertad espiritual. Ahora manifestó su deseo de instituir una nueva cena de conmemoración "como símbolo de la nueva dispensación , en la cual el individuo esclarecido, emerge de las cadenas del ceremonial y del egoísmo, al gozo espiritual de la hermandad"1942
"Al instituir esta cena de conmemoración, el Maestro recurrió, como siempre fue su costumbre, a las parábolas y a los símbolos. Empleó símbolos porque quería enseñar ciertas grandes verdades espirituales de manera tal que resultara difícil a sus sucesores darles interpretaciones precisas y significados definidos a sus palabras. De esta manera, trataba de prevenir que las generaciones venideras cristalizaran sus enseñanzas y vincularan los significados espirituales con las cadenas muertas de la tradición y del dogma. En el establecimiento de la única ceremonia o sacramento asociado con toda su misión en la vida, Jesús hizo grandes esfuerzos por sugerir sus significados, más bien que recurrir a definiciones precisas. No quería destruir el concepto individual de la comunión divina estableciendo una forma precisa; tampoco deseaba limitar la imaginación espiritual del creyente, cortándole las alas por el formalismo. Más bien buscaba liberar el alma renacida del hombre y ponerla en las alas dichosas de una nueva y viviente libertad espiritual.1942
Pero como tantas otras veces, el ser humano, enmarcó esta ceremonia en un ritual, en vez de comprender que el cuerpo y sangre de Cristo no está en un pedazo de pan, ni en un sorbo de vino bendecido por un sacerdote, sino que está en la mente de cada uno de los creyentes que formamos el cuerpo místico de Cristo. Si tuviésemos con nosotros el recuerdo vivo, del amor de Jesús por la humanidad, actuaríamos con verdadera hermandad y no como lo hacemos, porque cada uno de nosotros, cuando está en comunión con el Padre, tiene dentro de su Ser, el cuerpo y la sangre de Cristo.
En esta cena, Jesús nos abrió la puerta al encuentro simbólico con El. "Cuando os tornáis de este modo conscientes del espíritu, el Hijo está realmente presente y su espíritu fraterniza con el fragmento residente de su Padre" 1942
La historia de la última cena se sigue repitiendo hoy en día con la misma clase de discípulos, pues ese día había un apóstol que vendería a Jesús, otros que en vez de acompañar a Jesús se quedarían dormidos y otro que lo negaría tres veces, aun cuando lo amaba. En estos días los templos como nunca se repletan de fieles, pero al igual que antaño hay creyentes que están dormidos, que traicionan las enseñanzas, que niegan con sus obras que son discípulos... Sería bueno que en medio de estos días son más feriados para pasear y descansar, que de recogimiento, nos diéramos un tiempo para ver cual es nuestra íntima condición en la mesa del Señor... Ojalá este exámen fuese positivo y nos asemejarámos a Juan que acompañó a Jesús en todo momento...
yolanda silva solano