Estoy centrado en el momento presente.
El momento presente puede eludirme fácilmente. Cada vez que mi mente salta al futuro o al pasado, dejo de disfrutar del aquí y del ahora. Al permanecer centrado en el momento presente, siento gratitud, calma y paz.
Al concentrarme en mi respiración, me vinculo con el Infinito en mí. Mis pensamientos comienzan a enfocarse y estoy presente en este momento, apreciando todo su potencial. El estrés y la preocupación desaparecen. En este estado de calma, sé que todo está bien. Soy uno con el Dios viviente, no me distraigo con lo que está "allá afuera" y siento paz por lo que ocurre "aquí adentro". Estoy despierto, consciente, y soy bendecido. |