Cuido de mí mismo. Honro mis necesidades.
A veces quizás me sienta abrumado por las muchas responsabilidades en mi vida. Puede que sienta lástima por mí mismo o culpe a otros por mi situación. Entonces sé que es hora de vincularme de nuevo con el Espíritu. Me aquieto y presto atención al silbo apacible y delicado en mí, el cual me insta a cuidarme.
Actúo sabiamente para fomentar mi salud, mi felicidad y mi paz mental. Quizás tome una siesta, apague el teléfono celular o salga a caminar. Al cuidar de mí mismo renuevo mi mente, cuerpo y alma. Logro más fácilmente mis metas, estoy presente para las personas a mi alrededor y estoy consciente del Espíritu en mí. Fomento sentimientos de respeto y amor —por mí mismo y por los demás |