Pocas veces se puede decir tanto en tan pocas palabras como en la cita de hoy, porque verdaderamente el amor no sólo es la esencia de la religión sino también de la adoración, ya que ella es "la técnica de buscar en el Único, la inspiración para servir a muchos" 1616 porque el amor no se concibe sin la preocupación y el espíritu de servicio hacia los demás.
No es posible pretender amar a Dios a quien no vemos y no amar a nuestros hermanos que sí podemos ver, "no es posible regocijarse con la paternidad de nuestro Padre e ignorar la fraternidad con el hombre" 1454
El amor tiene la facultad, que mientras más se prodiga, más se tiene porque por ley de atracción el amor atrae el amor y por lo mismo es contagioso e inmensamente creativo, siempre está encontrando la forma de entregar más, no solamente cosas materiales, sino esencialmente en las cosas intalgibles porque el amor no es dar sino que es darse, ofreciendo a los demás lo mejor de nosotros mismos, pues "el amor es el deseo de hacer el bien a los demás"1616 en el plano físico y espiritual.
El egoísmo, el pensar primero en nosotros es el antónimo del amor y desgraciadamente es lo que más solemos hacer, entregamos a los demás lo que a nosotros nos parece, sin pensar que es lo que realmente la otra persona desea o necesita. A una persona que tiene frío de nada le sirve que nosotros le regalemos un costoso traje de seda o un riquísimo helado...por eso para que el amor sea verdadero y cumpla su misión de servir a los demás, debe estar rodeado de empatía, pensar en lo que la otra persona necesita, antes que en lo que nosotros deseamos dar.
Muchas veces, lo que nuestro hermano necesita no es un consejo,sino una caricia, un abrazo de cariño y compresión, porque el amor es respeto por el libre albedrío de los demás, no se puede aprisionar con la cadena de los celos o de la posesión...dejar en libertad tal vez sea la mayor de las pruebas del amor.
Dios nos ama de una manera personal e incompresiblemente grandiosa y generosa, pero a cambio no exige nuestro amor, el nos deja en plena libertad de acción para acercarnos o alejarnos de El, lo mismo hace nuestro Espíritu residente que jamás se impone sobre nuestros deseos o inclinaciones, y "de este modo el espíritu de la divinidad se vuelve humildemente obediente a la elección de las criaturas."150
¡Si nosotros fuésemos capaces de amar en forma similar, que diferente podría ser nuestra vida y la del mundo entero!
yolanda silva solano
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