La expiación
La quinta tarea del místico es hacerse uno con el sufrimiento, ya que
éste es el origen de la compasión. Uno debe sumergirse en las enfermedades y
los dolores del mundo, y debe sanarlos. El mundo es, simultáneamente, una
contemplación extasiada del ombligo de Dios y la grotesca vivencia de sus
entrañas. La vida del místico vacila entre estos dos extremos. El objeto de
esta vacilación es que el Alma que se encuentra en crecimiento experimente
su corresponsabilidad en todo lo bueno y lo malo que sucede en la vida.
Donde existe perdón, existe Dios sin límites. Una vez que se ha atravesado
el umbral de los sentidos y las emociones, los espíritus podrán, a través de
la expiación, ayudarte a alterar las células mismas de tu conciencia. No te
sorprendas si sientes, por momentos, que te comen los perros y que deseas
huir de estos fieros amantes animales para siempre.
El Mago
Extracto del libro Místico americano
Michael Gurian