![](http://public.bay.livefilestore.com/y1pDbThBEuRjuamhWhHFnKHIHOu7USu62fCt5XPZZ_sV8p1gCEBcozFvvcfQaJXTrlRinE0zP1ddjuzx5s-75cRDQ/Imagen1_1x1.jpg)
![](http://i299.photobucket.com/albums/mm308/Sibylita/SEPARADORES/capa_viento.gif)
El silencio interior.
Conferencia dictada por el Sr. Roberto Ruggiero.
Tropezamos con un pensamiento muy especial, que lo traemos a consideración de todos:
Michele Federico Sciacca afirma lo siguiente: “avanzar por el campo de la derrota cuando se
sabe avanzar”. No es ningún enigma. Se ha desenvuelto, continúa desenvolviéndose al vida
humana en forma no adecuada. El destino humano es muy superior a lo que estamos
asistiendo. Es concepto de este pensador, que la etapa actual es una derrota. No es pesimismo,
no es fracaso; es un pensamiento de un idealista, que sabe que cada ser humano es un genio,
pero que no se manifiesta aún. Estamos empeñados, estamos ansiosos de mover voluntades,
de desenvolver en cada uno un impulso definitivo, para encontrar la verdadera finalidad de
la existencia; y a pesar de que vivamos años de experiencia en la Tierra y conozcamos bien
por experiencia la vida de relación, la vida que estamos llevando cada uno, todavía no estamos
alcanzando el brillo real que debería se la vida en la Tierra. Mientras no vemos el ideal,
mientras no desenvolvamos las grandes posibilidades que tenemos, no estamos viviendo.
Está en lo cierto este pensador, que vamos todavía andando en la derrota, de no triunfar. Sin
embargo, el que persevera, el que insiste en querer alcanzar la luz, a pesar
de las condiciones generales, no superiores, constituye una verdadera victoria. Nos reunimos en ocasiones como ésta, para poder pensar en las cosas ciertas; ese impulso
les llevará a desenvolver las posibilidades que tiene toda la humanidad, pero que sólo
alcanzará aquel que se empeñe en ese sentido. Mantengamos en nuestro enfoque este
pensamiento y veamos cómo podemos resolver para mejor nuestra situación, cómo
podemos alcanzar más. La función del pensamiento es muy especial, interviene todo
nuestro ser, todo lo externo llega, envuelto en nuestros sentidos y en nuestras
emociones, a nuestra mente; ahí sacamos conclusiones y se hace el proceso; todo lo
que vemos a nuestro alrededor pasa a nuestros sentidos; los sentidos reflejan a través
del foco mental todo lo que nos impacta. Cualquier cosa que vemos nos impacta (para
bien, para mal), lleva un impresión de nuestros sentidos, de nuestros deseos y la
vemos en la mente. Ahí sacamos conclusiones, decidimos; hacemos esto o lo otro, lo
hacemos de inmediato o después, se transforma en una acción, o se transforma en un
recuerdo que tenemos o guardamos en nuestra mente. Hay un proceso, pero tengan en cuenta
que este proceso que realizan ahora, en esta vida, es consecuencia de lo realizado a
través de muchas existencias, en que han ido acumulando sabiduría. Nos interesa que esa
sabiduría de los siglos pueda manifestarse hoy; es lo que estamos persiguiendo. Estamos
procurando que agudicen la capacidad; que se transformen en seres que saben arrancar
de su interior, por medio de la intuición, ña capacidad que acumularon a través de los
tiempos; han vivido una cierta cantidad de años y tienen una cierta noción, desenvolvieron
ciertas facultades, pero no es lo único que Vds. tienen. Vds. tienen además de cierto
conocimiento rosacruz, guardan una memoria supraconsciente de todos los valores que
acumularon a través del tiempo, pero está latente; se actualiza, si son
capaces de actualizarlo. Vean que estamos exponiendo una posibilidad. El ser de hoy es un ser resultante de muchas existencias anteriores. Ya el más somero
análisis les dice que si no hay un pasado no se puede justificar la vida de hoy, como
cada uno la vive, ya hecho, con una individualidad, con una formación. Esa formación
responde a hechos del pasado. Todo lo que es formación de carácter, de temperamento,
ha sido cultivado en algún lugar, en algún momento. La reencarnación es la única
explicación lógica a todo lo existente; sin reencarnación no se justifica nada. Todas
las religiones hablan de un Dios superior, lleno de amor y encontramos aparentes
contradicciones espantosas en la Tierra, que no se podrían admitir, si existiera sólo una
existencia. Se admite y se comprende el trabajo paciente y divino, dándonos
oportunidades, tantas cuanto necesitemos. Hoy estamos viviendo una oportunidad más,
pero como hemos vivido muchas, en las que se han acumulado valores, pretendemos
que, por medio de la intuición, se actualice en forma más brillante, todo lo
que cada uno puede realizar. Que esta vida valga por diez o veinte vidas. Ayudémonos y busquemos. Como hemos hablado del pensamiento, queremos referirnos a algo más. Vivimos
momentos de silencio; no nos referimos a momentos de mayor actividad, de mayores
trabajos en las horas del día, cuando todos tenemos deberes inmediatos, impostergables
que cumplir. Pero cuando todo se ha aquietado, cuando el momento nos
pertenece exclusivamente a nosotros, en ese silencio busquémonos; procuremos
encontrarnos a nosotros mismos. Ahora, seamos valientes. El enfrentarnos a nosotros mismos es un acto
de valentía. Amigos: hablamos en forma seria; no queremos que pierdan tiempo. El silencio al
que nos referimos, es cuando sabemos oír la voz del remordimiento que no acusa de tales
o cuales faltas; que nos dice del mal que podamos haber hecho, que nos dice el bien que
dejamos de hacer. Ese silencio es oír nuestra conciencia. ¿Para qué estamos en la Tierra?
Para eso, para conocernos a nosotros mismos, para ser capaces de escuchar ese silencio.
Lo más importante del día es el momento de paz, de tranquilidad, que consigamos antes de
dormirnos; antes que el cansancio de todas las tareas nos venza, es ese momento que
dedicamos a nosotros mismos, a saber quienes somos, a conocernos a nosotros mismos,
pero con gran valentía y nada de engaño. No nos contemos cuentos a nosotros mismos,
porque será lo más triste; halagarnos, creyendo esto y lo otro, es muy triste, cuando
no es esa la realidad. Estamos caminando - y regresemos al
pensamiento inicial - “por el camino de la derrota”. Esto no es pesimismo, es una realidad que levantamos, no con rudeza, sino como una
palabra amiga, como una palabra que brota al ver que la humanidad no adelanta;
lo demuestra un filosofía superior que tendría que transformar al mundo y
solamente despierta interés en ciertos grupos selectos. Entonces, ¿qué trasuntan
esta palabras? Un poco de tristeza. Queremos una activación mayor; queremos verlos triunfar en el sentido verdadero; queremos
que esta vida sea de fruto diferente; que puedan mirarse a sí mismos y encontrarse que
están haciendo efectivamente un esfuerzo en el verdadero sentido. Para esto no pueden
debilitarse. La función de la vida es muy importante y ningún hecho, por grave que sea, debe
desorientarlos. No. Están funcionando dentro de un plan divino; es Dios quien los alimenta.
¿Quién es que alimenta el mundo sino Dios? Y si estamos en Dios, ¿podemos temer?
¿podemos debilitarnos? ¿Cómo nos dejamos arrastrar por hechos externos, del
momento, olvidándonos lo que somos? Queremos insistir en que cada ser se sienta capaz, ahora y siempre. Que nada lo debilite. Si
están en pleno funcionamiento Vds. podrán decir: “estamos cercado de limitaciones, nos
falta esto, nos falta lo otro, nos falta lo de más allá”. Hay faltas. Pero, ¿cómo mantener despierta,
alerta a una humanidad, sino haciendo que sienta ciertas faltas? Las faltas que puedan sentir,
son los mejores amigos que pueden tener, porque en ese momento hay una alerta: cuidado!
Cuidado cómo piensan, cuidado en lo que actúan, cuidado en lo que dejan de ser; si no
se mantienen seguros, seguros en Dios, en lo que realmente viven. Desestiman la
realidad. Nos movemos, tenemos nuestro ser en Dios. Quién vive esta realidad?
Sin embargo, es muy fácil probarla. Vds. nos dicen: “no es verdad”. Pero que deje Dios de extender Su poder entre los seres humanos
y todo se acaba! ¿Quién hace funcionar un organismo para posibilitar la vida durante toda
una existencia? ¿Quién provee de oxígeno para nuestra respiración? No somos
nosotros; es un plan de Dios en funcionamiento. Si estamos en Dios, entonces, ¿qué
nos puede faltar? Si todo lo tenemos, levantemos nuestra fuerza, nuestro
desenvolvimiento; escuchémonos a nosotros mismos en nuestra necesidad ideal. Somos seres eternos e inmortales, y amigos, no van estas palabras en un deseo de impresionarlos,
sino de darles una seguridad a la que tienen derecho. Las condiciones materiales mutilan,
disminuyen. No demos un valor a las circunstancias de nuestro alrededor, sino relativo,
porque nada puede frustar al ser interior; porque observen que todas las circunstancias
de la vida pueden mancharnos, pueden manchar nuestro exterior, pero jamás llegarán a
lo que somos nosotros mismos, a nuestro interior, si es que no nos dejamos afectar. Las
situaciones son tales o cuales, son reales, pero externas; jamás nada podrá llegar a
nuestro interior. ¿Quién puede llegar en condiciones normales a nuestro pensamiento?
Podrán actual las circunstancias y limitarnos, pero somos pensadores libres en Dios y
gozamos de la vida, salud y posibilidades de ir actuando en forma cada vez más amplia,
sabia y útil. Estamos disminuidos porque hemos pensado demasiado
y solamente en nosotros mismos. Ahí está el mal. la división en cuerpos separados nos hizo pensar apenas en nuestras necesidades individuales
y estamos adormeciendo las posibilidades infinitas de servir a lo que es la humanidad, lo
que es nuestro prójimo, a lo que puede salir de nuestro corazón. Esa es la posibilidad, esa
es la realización de Dios; que no actúa para crecer Él, no actúa para satisfacer Él sus
necesidades, sino que actúa por desprendimiento, por amor, por la necesidad de que
grupos jóvenes, como los nuestros, como nuestra humanidad, que necesita crecer, tenga
de Él su ayuda. Eso es Dios, pero Dios depositó en nuestro corazón parte del Él. Esa
es una verdad que tenemos que irla conociendo, para conocer nuestras posibilidades. Sufrimos, sufrimos limitaciones, pero éstas tienen su propósito. Alguien hoy nos habló
de soledad, no es extraño; pero queremos decirle a quien nos habló y a todos, que
ya un pensador, Miguel de Unamuno, que todos reverenciamos, escribió el libro “Soledad”
y dice en el cosas extraordinarias. Entre ellas afirma que “sólo en la soledad alzamos
nuestro corazón al corazón del universo. En la soledad sentimos nuestro verdadero ser
y nos unimos a una realidad eterna, inmortal, que es el Universo”. Todavía dice que
en la soledad pasamos a conocernos a nosotros mismos, pasamos a analizarnos,
pasamos a pensar y en ese momento es cuando estamos viviendo realidades. Cumplimos, como decimos siempre, nuestras horas del trabajo durante el día, como es
deber general y que nadie debe evitar; al contrario, debemos multiplicar nuestras posibilidades
de hacer en bien de la economía del mundo. Pero cuando el reposo nos permite la
meditación, hagamos ese silencio interior. Busquemos, busquémonos a nosotros
mismos con valentía. Si todavía las circunstancias nos vencen, si todavía somos
débiles, si todavía caemos, que no sea esa meditación para derrotarnos. Esa
meditación tiene que ser, en el silencio verdadero, para encontrar todas nuestras
fuerzas, de hacer nuestros nuevos propósitos. El Señor Cristo - que siempre conviene que la imagen de Él nos acompañe - dejó toda
clase de enseñanzas. Entre las muchas que dejó, Él nos enseñó, cuando tuvo que
cargar un madero, excepcionalmente, brutalmente pesado, cayó tres veces en la
calle de la Amargura y las tres veces se levantó. Es la última enseñanza que nos dejó ....... Busquemos en el silencio. En él resuenan los tañidos del remordimiento del
mal realizado y del bien que hemos dejado de hacer. Sólo el silencio crea los seres “fuera de lo común”. En silencio, estar dentro de nosotros y frente a nosotros, es
una responsabilidad que exige mucho coraje! En la soledad y sólo en la soledad, podemos conocernos
a nosotros mismos, como lo afirma Unamuno.
![](http://i299.photobucket.com/albums/mm308/Sibylita/SEPARADORES/capa_viento.gif)
|