El saber que la abundancia es un derecho que adquirimos al nacer, que fluye por nosostros libremente cuando ya no nos perturba la idea de desafiar a algo o a alguien. Es como si pudieramos contar con un àngel de la guarda o un fiel y apasionado observador de nuestra conciencia como si fuera un compañero con el que mantenemos conversaciones en silencio. Nosotros somos en realidad una conciencia que siempre es perfecta detràs de la forma en la que el esfuerzo o el sufrimiento no tienen cabida. Esa es la dimensiòn trascendente del pensamiento.
Todos nosostros nos hallamos conectados a esa parte invisible de nuestro propio ser. La vida es mucho màs que la experiencia de su forma en los dìas que nos han sido concedidos. Nuestros pensamientos constituyen una parte màgica de nuestro propio ser y pueden conducirnos a lugares en los que las fronteras y los lìmites no exiten, en ese mundo del pensamiento carente de dimensiòn todo es posible.
Solo se necesita que nos dejemos inundar por esa energìa vital y que celebremos no sòlo la existencia de su parte invisible sino tambièn la de la visible permitiendo que penetre en nosotros y simplemente veamos hasta dònde nos lleva. Cuando ocurra:
Recordemos que no tenemos que esforzarnos.
No tenemos que luchar.
No tenemos que vencer.
Sòlo tenemos que saber.
Namastè
Yo celebro ese lugar en ustedes
donde todos somos uno.
Delfina