ABRAN BIEN LOS OJOS
El Templo Mayor de Tula,
todos iban a adorar a los dioses.
Todos se inclinaban y pedían con
sus labios y con sus manos, mirando
al Oriente.
Más Quetzacóatl permanecía
apartado y recogido,
como una flor sobre sí misma.
Entonces uno se le acercó y le dijo:
¿Por qué tú no haces como nosotros?
¿Acaso es malo pedir
y adorar como lo hacemos?
Y El, le miró profundamente y le dijo:
Hermano, aún ven más
con los ojos que con el corazón.
Y por ello necesitan crear imágenes
que representen a la Divinidad.
Y por ello deben hablar,
para de ésta forma,
escucharse a ustedes mismos.
Deben saber que las religiones
y las creencias no son sino las
escuelas donde se enseña
a escribir el nombre de Dios.
Mas deben también saber
que tienen que trascenderlas en ustedes.
De veras les digo que llegará un día
en que el hombre no necesite
ya más de la religión,
porque cada uno la llevará en su corazón.
Y la revivirá en él.
Mas no se precipiten,
pues esto es el trabajo de la Evolución
y si quieren trascender las cosas
sin conocerlas, nunca les abrirán sus
secretos ni les permitirán adelantar.
Por el momento, abran bien los
ojos y esfuércense por aprender
de todo cuanto les rodea.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACÓATL