EL SECRETO DEL VUELO
Un padre tenía dos hijos.
El mayor estaba siempre a su lado,
y le servía, y hacía todo cuanto
salía por la boca de su padre.
El menor, a todo cuanto decía
su padre le pedía el por qué, y nunca
hacía nada que no hubiese
madurado en su interior.
Un día vino la Enfermedad y,
llevándose al padre, sembró la
desolación en aquella casa.
Y solo, con su desolación y sin saber qué
hacer se quedó el hijo mayor,
mientras el menor construyó con
prontitud una nueva casa.
Así decía Quetzacóatl:
Enseñen a sus hijos a volar,
mas no les impongan la forma de hacerlo,
porque quizás ustedes volaron
en la vida como gaviotas, y ellos
desean hacerlo como pajarillos.
Quizá ustedes volaron en la vida como
halcones y ellos desean hacerlo
como águilas. Antes bien, enséñenles
a escoger su vuelo.
Más para ello deben antes
conocer los secretos
del vuelo, los secretos que
están en todas las formas de volar.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACÓATL.