Que me ha enseñado Jesús Cristo en mi camino.
Jesús, Emanuel, Víctor, Rosa, Martha, Sofía etc.; y cualquier otro nombre de cual poseas somos en forma individual un camino a seguir, trazado por nosotros mismos dentro de una elección Divina.
El camino de cada cual, es un camino respetado por la Consciencia Divina Universal, porque es parte sagrada de esa misma Consciencia Universal, venimos recogiendo nuestros propios pasos por la Constelaciones del Universo, como viajeros incansables, en busca de lo perdido, Nuestra propia Divinidad.
Jesús decidió venir a un cuerpo terrenal, para recordarnos paso a paso, que todo cuanto vivimos en este cuerpo, tiene un ¿por qué? Claramente definido, vivió en un cuerpo humano, para que nos diéramos cuenta que todo camino es largo, que tienes tropiezos, desilusiones, dolor, y que hay que abrazar una cruz, pero no como sufrimiento en sí como se nos ha trasmitido, si no como un camino de retorno, hacia nuestra propia Cristificasión dentro del Amor.
Vivir en el momento presente, significa aceptar conscientemente, que este momento es el perfecto para que yo unido a él, descubra en mi interior la enseñanza, que nosotros mismos hemos dejado grabada , en nuestros anteriores pasos.
Mismo espacio, y tiempo sin tiempo. Viendo pero no observando mi propio a huella a seguir, pero sí la huella del que va detrás o delante de mí, tal vez las huellas de un Maestro, o guía externo a mí… Cuando encuentras un Maestro solo hay un par de huellas, porque los dos son uno, y no caminas su camino, si no el tuyo con él.
El conocimiento sin práctica nos lleva a fantasear, sin el tema central del cuento.
Caminamos en círculos y , debido a que nuestras miradas van disfrutando del trabajo y logros de otras personas, admirándonos de la fuerza, dedicación, status, dinero, materialismo, de nuestro alrededor; deseando poseer lo que vemos y es bello para nuestros ojos, nuestro camino está lleno de espejos que nos muestran miles de caras, que nos permiten reconocernos o no, con las imágenes que observamos, y siendo Uno todos en todo, es por eso nuestra fascinación ante el mundo que nos deslumbra en el caminar constante sin parar, y seguimos como en un carrusel disfrutando del viaje, y viendo alrededor: Payasos, bailarinas, o las golosinas que nos apetecerían en aquel momento.
El signo de la cruz señala dos caminos, el horizontal del dolor y el sufrimiento, y el vertical de la felicidad.
Pero para encontrar la felicidad, primero debemos ser clavados en la cruz junto con Cristo, y ahí poder pronunciar sin rencor, sin dolor, y con eterna compasión. Perdónalos porque no saben lo que hacen, perdonarme a mí mismo.
Quien tenga oídos que oiga, y quien sepa amar de verdad, que aprenda a amar cada momento de su propia vida…