PREGUNTA
Todos lo seres humanos que actualmente pueblan la tierra ¿son almas que ya han pasado por
otras vidas terrestres anteriores, o se siguen creando almas durante todo el tiempo?
Respuesta: La entrada de los espíritus en cuerpos humanos, tal como están constituidos
actualmente, comenzó en el estado de solidificación del mundo que se conoce como Época
Lemúrica, y que no se completó hasta mediados de la Época Atlante, período de tiempo de una
duración quizás de millones de años. Pero desde entonces no ha habido más entradas de
espíritus; la puerta se cerro definitivamente, porque nosotros hemos ya evolucionado tanto que
los que no pueden alcanzar ya el estado en el que puedan manipular un cuerpo humano
estarían demasiado atrás como para que pudieran alcanzarnos. Desde aquel tiempo los
espíritus encarnados en formas humanas han ido evolucionando mediante repetidos
renacimientos, de suerte que, sin excepción, cada uno de los seres humanos que hay ahora
sobre la tierra se han encarnado anteriormente en diferentes épocas y lugares.
PREGUNTA
¿Cómo se puede conocer indudablemente que el renacimiento es un hecho? Los que así lo
afirman ¿no estarán alucinados?
Respuesta: El clarividente educado que puede leer en la memoria de la Naturaleza puede
observar la vida de una persona desde su estado actual hacia atrás, hasta la niñez. Entonces la
verá en su infancia, la seguirá en su período de gestación cuando el espíritu entró en el seno de
la madre. Podrá seguirla en su vida celeste y en el Purgatorio, llegando hasta el tiempo de su
muerte en la vida anterior, y siguiendo siempre hacia atrás podrá contemplar toda su vida
pasada. Pero en el caso de un adulto, como el tiempo transcurrido es general. mente mil años o
más, por supuesto, es posible, cuando no hay otro medio de verificación, que eso sea una
alucinación. En el caso de los niños que no han alcanzado aun la pubertad el intervalo entre
encarnaciones es comparativamente corto. En tal caso es muy fácil comprobar un
renacimiento entre las propias relaciones, y esto en realidad constituye parte de la educación
de los discípulos de los Hermanos Mayores. Se les indica a un niño que esté a punto de morir
y se les dice que lo observen en el mundo invisible durante uno o dos años, siguiéndolo paso
por paso hasta que renazca, quizás con los mismos padres o con otros. Cuando el discípulo ha
seguido así a un Ego a través de los mundos invisibles, desde una muerte hasta el próximo
nacimiento, sabe con toda seguridad que el renacimiento es una ley de la Naturaleza, y muy a
menudo tiene oportunidad, debido a otras investigaciones, de proseguir esos estudios en las
vidas pasadas de muchos individuos.
Pero todavía puede preguntarse: la clarividencia de la que se habla como medio de
investigación, ¿no puede ser una alucinación? Aunque el clarividente sea perfectamente
honesto ¿no puede ser víctima de una visión quimérica? En contestación a esto puede
replicarse que el clarividente tiene todos los días a su disposición para verificar sus
observaciones. Cuando un hombre visita la ciudad de Nueva York y la ha visto, nunca podrá
decirse a sí mismo: ¿será cierto que la he visto? El ha estado allí y la conoce y así sucede con
el clarividente. A veces cuando deja su cuerpo, se encuentra y trabaja con personas a quienes
no conoce en su vida ordinaria. Más tarde puede ser invitado a visitar a esos amigos del
mundo invisible; puede viajar e ir a una ciudad mediante su visión clarividente, ciudad en
donde él será un extraño; puede encontrar la casa y la calle clarividentemente y ser reconocido
por su amigo.. Puede entonces conversar con esos amigos de cosas y lugares que hicieron y
visitaron en los mundos invisibles, y si tuvo alguna duda sobre la realidad de su vida fuera del
cuerpo físico se convencerá así de la realidad de sus experiencias fuera del cuerpo. Sabrá que
sus amigos no son extraños para él, sabe que no puede haberse ilusionado, que sus trabajos y
experiencias de los mundos invisibles son tan reales como su vida, como sus trabajos y
experiencias de aquí.
PREGUNTAN
Las almas que han pasado por el Purgatorio y por el Primero, Segundo y Tercer Cielos
¿vuelven a renacer aquí, o van a otras esferas?
Respuesta: Vuelven aquí una y otra vez hasta que han aprendido todas las lecciones que aquí
pueden aprenderse. Esencialmente es el mismo principio según el cual enviamos un niño a la
escuela. No lo enviamos a la escuela primaria un día, a la escuela superior el segundo y a la
universidad el tercero, sino que lo enviamos a la escuela primaria un día y otro, durante largo
tiempo, hasta que haya aprendido todas las lecciones que tiene que aprender allí. El
conocimiento que adquiera en la escuela primaria es la base de los que tiene que aprender en
la escuela superior, cuyas lecciones son a su vez la base de los conocimientos de la
universidad. Siguiendo un proceso semejante hemos aprendido nosotros bajo diferentes
condiciones en el pasado algunas lecciones, y en el futuro, cuando hayamos aprendido todo lo
que debe aprenderse actualmente, encontraremos que nos espera una evolución más elevada.
Así ante nosotros un progreso sin fin, porque nosotros somos divinos como nuestro Padre, que
está en los cielos, y las limitaciones son imposibles.
PREGUNTA
¿Nos ponemos en contacto con los amigos de una vida cuando nacemos en una nueva vida
terrestre?
Respuesta: La ley del Renacimiento tiene como compañera a la ley de Causación. Es evidente
que hay muchas causas puestas en movimiento por todos nosotros que no producen efectos en
esta misma vida. Por ejemplo, un marido está enfermo y su esposa cuida de él con gran
abnegación. Eso es una deuda evidentemente, y si la enfermedad del marido dura hasta la
muerte de éste en esa vida no habrá habido ninguna oportunidad para devolver ese favor. Pero
si conocemos lo que son las leyes de la Naturaleza y cómo operan éstas, comprenderemos que
no pueden quedar sin efecto por una cosa tan insignificante como el cesar de vivir en cierto
cuerpo. Si nos rompemos un brazo no se cura al día siguiente, aunque hayamos dormido toda
la noche completamente inconscientes de ello; pero cuando nos despertemos el brazo estará
casi en la misma condición que el día anterior. Así sucede con las obras que hayamos hecho en
el cuerpo en una vida. Aunque pasemos por la existencia que transcurre entre una muerte y el
nuevo nacimiento, y estemos ahora completamente inconscientes de nuestras vidas anteriores,
sin embargo, cuando entremos en una nueva vida, la ley de asociación, las causas generadas en
una vida anterior, nos llevarán a un nuevo alrededor ambiente en el que encontraremos a
nuestros antiguos amigos y enemigos. Y los conoceremos también, si bien quizás no podamos
reconocerlos directamente. Algunas veces, sin embargo, nos encontramos por vez primera a
una persona y nos sentimos atraídos por ella; sentimos como si la hubiéramos conocido toda
nuestra vida y que podemos confiar en ella completamente. Esto es debido a que el espíritu
interno reconoce a un antiguo amigo aunque no tenga el poder de imprimir en el cerebro que
ahora posee ese reconocimiento. O quizás podemos encontrar a una persona cuya compañía no
nos agrade, sintiendo instintivamente cierta repugnancia, aunque no tengamos razones para
ello desde el punto de vista corriente; pero el espíritu ha reconocido también en ella a un
antiguo enemigo. Así que nuestros agrados y desagrados instintivos están dictados por
nuestras experiencias anteriores, y se verá que podemos tener confianza en esos sentimientos a
la luz de experiencias posteriores.
PREGUNTA
¿La experiencia obtenida en una encarnación se recuerda siempre separadamente o queda
agregada a las anteriores, de manera que al final el espíritu estará completamente consciente
de la suma total de sus experiencias, o la experiencia de una vida queda más o menos
inconscientemente absorbida por la siguiente encarnación, de forma que se obtenga entonces
un efecto general?
Respuesta: Cuando éramos niños aprendimos a escribir e hicimos muchos ejercicios pesados
antes de obtener finalmente esa facultad. En los años que han pasado hemos olvidado las
experiencias por las que pasamos al aprender, pero queda la facultad, la que podemos utilizar
en cualquier momento.
De parecida manera las experiencias que hemos obtenido en las diferentes vidas quedan
olvidadas generalmente, pero conservamos las cualidades o facultades cultivadas, las que
podemos utilizar en cualquier tiempo. De esta manera vemos a veces a hombres que nunca han
recibido una lección de pintura, pero que, sin embargo, son verdaderos artistas, capaces de
ejecutar las pinturas más admirables. Ese artista no ha hecho más que traer de alguna de sus
vidas pasadas esa facultad que ahora puede usar. Cuando oímos hablar de un Mozart que
componía a los tres años de edad, eso también demuestra la acumulación del sentido de la
armonía en el pasado. De suerte que se puede decir que aunque no las recordemos poseemos
siempre las facultades obtenidas en nuestras vidas pasadas, cuyas facultades las podemos
emplear actualmente. Es eso lo que establece las diferencias entre hombre y hombre, entre el
sabio y el ignorante.
Sin embargo, también hay en la Naturaleza un recuerdo de nuestro pasado que abarca hasta
sus más mínimos detalles. El clarividente educado que puede leer la memoria de la Naturaleza
puede observar las diversas vidas de un hombre, como si una película de cinematógrafo se
desarrollara ante el en sentido inverso. Vería primeramente la vida actual del hombre en
cuestión, después su nacimiento, su estadía en los mundos invisibles, después la muerte de su
vida anterior, todo lo cual se desarrollaría por sí mismo en sentido inverso, pasando de la vejez
por la virilidad, la juventud, la adolescencia y la infancia hasta el nacimiento, y así
sucesivamente a través de las diversas vidas.
PREGUNTA
Cuando el espíritu está en vías de renacer, y ya se ha provisto de su mente, sumergiéndose en
el Mundo del Deseo, ¿no está nuevamente en el Purgatorio?
Respuesta: La dificultad del preguntaste está en que no ha comprendido bien la naturaleza de
lo que constituye el Purgatorio. El Purgatorio está en las regiones inferiores del Mundo del
Deseo, pero esas regiones no son Purgatorio para los que de nada tienen que purificarse. Los
deseos inferiores del hombre están formados por la sustancia emocional de esa región, y como
no los puede gratificar, el hombre sufre. Además allí la fuerza de repulsión es reina suprema, y
cuando el Ego se está dirigiendo hacia él Mundo Celestial tiene en su cuerpo de deseos las
imágenes de los malos actos cometidos. Esas imágenes están también formadas por la
sustancia más densa emocional, pues fueron generadas por las pasiones del hombre cuando
cometió la mala obra recordada en ellas, y la fuerza centrífuga de repulsión trata de
expulsarías de ese vehículo. Ese proceso es el que produce el dolor. Cuando, por otro lado, el
Ego pasa por esta región para renacer, la fuerza centrífuga de atracción atrae nueva materia de
deseos. Entonces ya no es purgatorio absolutamente; ni es Purgatorio para los Auxiliares
Invisibles que van y vienen entre los espíritus aprisionados, tratando de ayudarles a aprender
sus lecciones para convertirlos así en seres humanos mejores. Únicamente cuando el espíritu
tiene que purificarse de algún mal siente esa región como Purgatorio.
PREGUNTA
¿Cómo podéis creer en la teoría de la reencarnación, que dice que desde aquí vamos al cuerpo
de algún animal? ¿No es mucho más hermosa la doctrina cristiana, que dice que iremos al
Cielo con Dios y sus ángeles?
Respuesta: El autor nunca ha mantenido la doctrina que el preguntante le atribuye, quien,
evidentemente, no ha estudiado la cuestión absolutamente. Hay una doctrina entre algunas de
las tribus más ignorantes del Oriente que sostienen la teoría de la transmigración, que el
espíritu humano puede encarnarse en los cuerpos animales, pero esa teoría es muy diferente de
la doctrina del renacimiento, la que sostiene que el hombre es un ser evolucionante que
progresa en la escuela de la vida por medio de encarnaciones repetidas en cuerpos de creciente
perfección. El Cristo dijo a sus discípulos: 'Por lo tanto, sed perfectos como el Padre que está
en los Cielos, es perfecto". Esa fue una orden definida, y el Cristo nunca la hubiera dado si no
fuera una cosa alcanzable; pero todos sabemos que no podemos alcanzar la meta en una sola
vida. Pero teniendo el tiempo necesario y las necesarias oportunidades que nos proporcionan
los repetidos renacimientos en distintos ambientes, llegará un tiempo en el que habremos
realizado la obra de habernos perfeccionado.
Pero ni aun en las sagradas escrituras del Oriente hay ninguna afirmación que sostenga esa
transmigración. Lo único que se parece a esa idea está en el Katopanishad, capítulo V,
versículo IX, que dice que algunas almas de acuerdo con sus obras vuelven a la matriz para
renacer, mientras que otras van a lo inmutable. Algunos opinan que esto significa que pueden
reencarnarse en el reino mineral. La palabra sánscrita que se emplea en ese pasaje es sthanu,
que también significa un pilar, una columna y leído así se obtiene la misma idea que se emite
en la Revelación: "Aquel que triunfe lo convertiré en una columna de la casa de mi Dios y de
allí no saldrá más. Cuando la humanidad haya alcanzado la perfección llegará un momento en
que ya no estará más ligada a la rueda de muertes y nacimientos, sino que se quedará en los
mundos Invisibles, trabajando desde allí para el perfeccionamiento de los demás seres.
Además, la transmigración es una imposibilidad en la Naturaleza, porque en todo cuerpo
humano existe un espíritu interno individual, mientras que cada tribu animal está regida por
un espíritu común, por un espíritu colectivo, del que forman parte todos esos animales, y
ningún Ego consciente de sí mismo puede entrar en un cuerpo dirigido por otro.
El preguntante demanda si no es mucho más hermoso el creer en un cielo con Dios y los
ángeles. Puede ser que así sea, pero no debe interesarnos tanto por lo agradable o placentero
como por encontrar la Verdad, y aunque algunos sabihondos menosprecian esta doctrina del
renacimiento, diciendo que es imposible o pagana, esto en realidad tiene poco valor. Cuando
estamos ante un problema matemático no nos preocupamos absolutamente del que lo resolvió
primero; todo lo que nos importa es saber si está bien resuelto. Y sucede lo mismo con esta
doctrina; nada importa quién la enseñó primero; es la única que resuelve los problemas de la
vida racionalmente, mientras que la teoría de que un hombre que jamás se ha preocupado de la
música tenga inmediatamente después de morir una pasión insaciable por ella y se contente
con soplar una trompeta o tocar un arpa eternamente, es algo más que ridículo.