Mucho de tu vida pasada y sus recuerdos que no han tenido significado ni valor espiritual, perecerán con tu cerebro humano.
Libro de Urantia. Pág.1235
Cómo nadie tiene la vida comprada, si hoy tuviésemos que despedirnos de nuestra vida mortal y partir hacia esas moradas que el Padre nos tiene preparadas, ¿qué es lo que podríamos llevarnos? Si sólo nos pueden acompañar los hechos que hayan tenido significado ¿Cuál sería nuestro equipaje de recuerdos, de emociones, de acciones?
No es necesario esperar el 2012 y que se acabe el mundo, para hacernos este exámen de conciencia, pues deberíamos estar siempre preparados porque la única certeza que hay verdaderamente en la vida, es que lo queramos o no, la señora Muerte vendrá por nosotros, ni un minuto antes, ni un minuto después de nuestra hora señalada. Pienso que le tendríamos menos temor a ese viaje hacia lo desconocido, si nuestro equipaje estuviese bien equipado, si en esta vida le diéramos la verdadera importancia para que nuestros actos fuesen ejecutados en forma consciente y nuestras decisiones fueran volitivas y no producto de lo que terceros nos dicen o nos obligan.
No se nos pide que tengamos muchos conocimientos, ni que seamos profesionales, ni que tengamos dinero, tampoco importa si somos personas influyentes o unos simples desconocidos. Menos servirán las horas de meditación o de oraciones en el templo, ni por las revelaciones que supuestamente tuvimos, pues lo único que sobrevivirá a la muerte de nuestro cerebro físico, es lo que haya tenido significado para nosotros, es decir en donde haya estado involucrada nuestra voluntad, nuestra mente y sobre todo nuestro espíritu.
"La religión vive y prospera, no por la vista y el sentimiento, sino más bien por la fe y el discernimiento interior. Consiste, no en el descubrimiento de nuevos hechos o en el hallazgo de una experiencia única, sino más bien en el descubrimiento de significados nuevos y espirituales de los hechos ya bien conocidos por la humanidad. La experiencia religiosa más elevada no depende de actos previos de creencia, tradición y autoridad; tampoco es la religión el vástago de sentimientos sublimes y emociones puramente místicas. Más bien es una experiencia profundamente honda y real de comunión espiritual, con las influencias espirituales residentes en la mente humana, y en cuanto dicha experiencia se pueda definir en términos de psicología, es simplemente la experiencia de experimentar la realidad de creer en Dios como la realidad de tal experiencia puramente personal.1105"
Lo importante no es lo que hacemos, sino el cómo lo hacemos, el grado de conciencia y de amor que hayamos puesto al hacer cualquier cosa, por humilde y sin importancia que ella parezca ser, porque "nada de lo que hace un hijo de Dios, es ordinario"2049 porque es nuestra conciencia y nuestras intenciones las que le dan el valor de sobrevivencia eterna, porque es "la experiencia de una vida religiosa dinámica, la que transforma al individuo mediocre, en una personalidad de poder idealista. La religión sirve al progreso de todos porque fomenta el progreso de cada individuo, y el progreso de cada uno, es aumentado por el logro de todos. El crecimiento espiritual ennoblece la rutina común de la vida diaria"1094
"El crecimiento espiritual es en primer lugar, el despertar a las necesidades, luego el discernimiento de los significados y finalmente el descubrimiento de los valores. La prueba de verdadero desarrollo espiritual consiste en la exhibición de una personalidad humana motivada por el amor, activada por el ministerio altruista y dominada por la adoración sincera de los ideales de perfección de la divinidad. Y toda esta experiencia constituye la realidad de la religión, en contraste con las solas creencias teológicas. 1097
Reflexionemos en todo lo que decimos creer y en todo lo que estamos haciendo y tratemos de darle significado a todo ello, así nuestro equipaje estará preparado para llevarse algo de valor, no olvidemos que "la vida después de la muerte no es esencialmente diferente de la existencia mortal. Todo lo bueno que hagamos en esta vida contribuye directamente al enaltecimiento de la vida futura. La religión real no fomenta la indolencia moral, ni la pereza espiritual al alentar la vana esperanza de recibir todas las virtudes de un carácter noble, como resultado de cruzar las puertas de la muerte natural. La verdadera religión no menosprecia el esfuerzo humano, por progresar durante el contrato mortal de la vida. Todo logro mortal es una contribución directa al enriquecimiento de las primeras etapas de la experiencia de supervivencia inmortal.1134
yolanda silva solano