Cuida tus palabras, porque toda palabra que emites produce un efecto en tu mundo material, y si deseas reacciones bellas con las palabras que pronuncias, deberán ser siempre de amor, de bondad y de ternura. Jamás ofendas con tus palabras porque su efecto repercutirá en tu vida.
La oración, con devoción, es magia, porque produce «milagros» que brotan en el mundo material y su intención noble se almacena en el espiritual.