Anónimo escribió
"La alegría es el bien mas preciado. Cambiar nuestras actitudes deprimentes, negativas y derrotistas por otras entusiastas, positivas y esperanzadoras, sería la "condition sine qua non" de un mundo para los valores humanos; de los cuales el valor de los valores o denominador común de todos ellos es, sin duda, la alegría.
Vivir en la concordia, con el propósito de no juzgar a los demás sin habernos calzado antes sus mocasines durante tres lunas (proverbio indio).
Muchas tradiciones espirituales afirman que si buscas primero lo más elevado, después te llega todo lo demás.
En el Nuevo Testamento, por ejemplo, Jesús dice: “Busca primero el reino de los cielos, y todo lo demás te será dado por añadidura”. Soy de la opinión de que el reino de los cielos no es ningún lugar lejano en alguna parte remota del universo, sino más bien un estado de conciencia en algún remoto lugar del alma.
El Vedanta, una de las filosofías más antiguas del mundo, nos enseña que la felicidad que se debe a una razón es sólo otra forma de desdicha porque esa razón puede sernos arrebatada en cualquier momento. Si la felicidad que sentimos tiene su origen en circunstancias externas estaremos siempre a merced de cada situación y de cada extraño que se cruce en nuestro camino. Las causas externas nunca generan la auténtica alegría, pues ésta es un estado interno que determina cómo percibimos y experimentamos el mundo.
La alegría es un rayo de luz que debe permanecer siempre encendido, iluminando nuestros actos y sirviendo de guía a todos los que se cruzan en nuestro camino. A menudo caemos en el error de luchar contra la oscuridad en una batalla agotadora e inútil, sin darnos cuenta de que todo es mucho más sencillo, pues la luz está dentro de nosotros mismos. Sólo tenemos que pulsar el interruptor y la oscuridad desaparece como por arte de magia ante la luz (no luchemos contra la negatividad, creemos positividad).
La alegría es el bien más preciado, mucho más importante que el dinero, que el amor, incluso que la salud; pues si no nos falta la alegría cualquier carencia de lo demás será bien llevada. La alegría tiene efecto atrayente y contagioso, lo que le convierte en el único bien que se multiplica al ser dividido; utilicemos esta maravillosa condición desparramando en todas partes la alegría que llevamos dentro y el mundo se iluminará.
La persona alegre no es aquella que no ve las dificultades, sino la que no se asusta ante ellas y se las toma como oportunidades de superación, pues solamente ante las dificultades las personas maduran y crecen. A veces es necesaria una verdadera tormenta para hacernos comprender cuánto nos hemos preocupado por tonterías, por lluvias pasajeras y sin importancia.
Ocurra lo que ocurra en nuestras vidas, que no nos falte nunca la alegría.
Para recargar las pilas sólo tenemos que abrir de par en par los sentidos y dejarnos invadir por la energía del sol, el cielo estrellado en una noche de verano, la confortable caricia de la naturaleza, sintiéndonos inundados de la paz, la fuerza, el orden y la belleza de la sinfonía de la creación en todo su esplendor.
La expresión de felicidad trae consigo un sentimiento de conexión con la fuerza creativa del universo y al experimentar que formamos parte, sentimos que nada ni nadie puede impedirnos lograr todo lo que deseamos (pues entramos en un estado de gracia en el que los deseos se cumplen y la paz nos acompaña), porque es entonces cuando las fuerzas universales trabajan a nuestro favor. Este estado se conoce en la mayoría de las culturas como “tener suerte”. Lo que quiero decir con este discurso es que el mundo es un gran espejo energético y por tanto si le sonreímos al mundo, él nos devolverá la sonrisa.
Un hombre feliz es como un barco que navega con viento favorable.
(Proverbio Chino)
Estoy siempre alegre, esa es la manera de solucionar los problemas de la vida.
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