Me has pedido, amigo, un verso
que algo te pueda aclarar
del modo en que vivir debes
para vivir de verdad.
¿Qué verso te puedo hacer
que no te pueda extraviar?
Tan sólo soy un amigo
que has encontrado al hollar
el Sendero que conduce
a tratar de mejorar.
Así, pues, amigo mío,
sin pretender enseñar,
y tan sólo a tu demanda
y sólo por amistad,
ahí van unas cuantas cosas
que te pueden ayudar:
No juzgues y no condenes;
procura siempre escuchar;
no ofendas y no desprecies
ni te consideres más;
sonríe; nunca te enfades;
muestra tu parte vital;
habla sólo de las cosas
que al otro han de interesar
y nunca de las que, tuyas,
nada le van a aportar;
haz tuyo siempre el problema
que preocupa a los demás;
y ten presente la idea
de que eres Dios en agraz
y, a ese Dios que da la vida,
a ese Dios que da la paz,
a ese Dios que lo hizo todo
y al cual todo volverá,
a ese Dios que tienes dentro
es el Dios que has de mostrar.
Francisco-Manuel Nácher López