Al permanecer centrado en Dios, siento paz.
Estoy en paz cuando recuerdo lo amorosamente que soy sostenido por Dios.
A veces, puede que pierda mi paz interna.
Mas una vez que tomo conciencia de que mi mente se ha alejado del Espíritu divino, todo lo que necesito hacer es respirar profundamente.
Al enfocar mi atención en mi respiración, centro mi mente en Dios.
"Spiritus", el origen latino de la palabra Espíritu, significa literalmente respiración.
Cuando respiro profundamente, siento que mi cuerpo descansa y me calmo.
Al inspirar y exhalar, me aquieto y escucho a la voz interna que sabe lo que debo hacer.
Ordeno mi pensamiento y recuerdo mi vínculo con el Espíritu divino.
Cuando mi mente está centrada en Dios, estoy en paz.
Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe. —Gálatas 5:22
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