DE: JAIME DÍAZ PAGE (MÉXICO) AGOSTO 2010 ESCRITO 65
LA FE Y LA SALVACIÓN DEL ALMA
-LAS NECESIDADES-
Jesús nos dice que la salvación del alma es el don gratuito de Dios para todos aquellos que tienen la fe necesaria para recibir la filiación en la familia divina, es decir, que por la fe creen que son hijos de Dios, que Dios es su Padre. 1838:2; 2053:4.
La buena nueva del evangelio de Jesús es que por medio de la fe, todos podemos obtener las tres cosas esenciales para salvar nuestra alma:
1 Reconocer la soberanía de Dios; 2 Creer que se es hijo de Dios, la filiación divina; 3 Hacer la voluntad de Dios: asemejarse progresivamente a Dios. 1585:7.
La religión de Jesús no consiste simplemente en creer, sino en "hacer" las cosas que demanda el evangelio. 1769:10.
Por la fe entramos de inmediato en el reino de Dios. Jesús enseñó dos cosas necesarias para entrar por la fe en el reino:
1 La sinceridad: venir como un niño pequeño, recibir la filiación como un regalo; aceptar hacer la voluntad del Padre sin cuestionamientos; confiar en la sabiduría del Padre; estar dispuesto a aprender como un niño no mimado. 1861:2,3.
2 Tener hambre por la verdad divina: Sed de vivir en rectitud. Un cambio de mentalidad, adquirir la motivación para ser como Dios y encontrar a Dios. 1861:4.
Jesús nos aclara: "Cuando la voluntad del Padre es vuestra ley, difícilmente estáis en el reino. Pero cuando la voluntad del Padre se convierte realmente en vuestra voluntad, entonces estáis de verdad en el reino, porque el reino se ha vuelto así una experiencia establecida en vosotros; pero cuando creéis en este nuevo evangelio de filiación divina, la voluntad de mi Padre se convierte en vuestra voluntad, y sois elevados a la alta posición de los hijos libres de Dios." 1588:5.
Jesús nos insta a buscar a Dios con el ojo de la fe espiritual, no con los ojos de la mente material. 1960:1.
Aunque Jesús enseñó que la fe, la simple creencia como la de un niño, es la llave de la puerta del reino, también enseñó que después de haber cruzado la puerta, siguen los peldaños progresivos de rectitud que todo niño creyente debe ascender para crecer hasta la plena estatura de los hijos vigorosos de Dios. 1861:9.
También dijo Jesús que no nos equivoquemos, que no comprendamos mal su enseñanza, que esta fe de sobrevivencia, es una fe viviente que manifiesta de manera creciente los frutos del espíritu divino que la inspiró en nuestro corazón. Nos aclara Jesús que el hecho de que hayamos aceptado la filiación en el reino del Padre, no nos salvará, si rechazamos a sabiendas y persistentemente las verdades relacionadas con la producción progresiva de los frutos espirituales en nuestra vida humana. 1916:3.
En la penúltima aparición en Fenicia, Jesús se expresó con más profundidad al respecto de este tema, diciendo a un grupo de creyentes, lo siguiente:
"Y los frutos del espíritu divino, que son producidos en la vida de los humanos nacidos del espíritu y que conocen a Dios son: servicio amante, devoción altruista, lealtad valiente, equidad sincera, honradez esclarecida, esperanza imperecedera, confianza fiel, ministerio misericordioso, bondad inagotable, tolerancia indulgente y paz duradera. Si unos creyentes declarados no producen estos frutos del espíritu divino en sus vidas, están muertos; el Espíritu de la Verdad no está en ellos; son unas ramas inútiles de la vid viviente, y pronto serán cortadas. Mi Padre pide a los hijos de la fe que produzcan muchos frutos del espíritu. Por consiguiente el cavará alrededor de vuestras raíces y cortará vuestras ramas estériles. A medida que progreséis hacia el cielo en el reino de Dios, deberéis producir cada vez más los frutos del espíritu." 2054:3.
"Podéis entrar en el reino como un niño, pero el Padre pide que crezcáis, por la gracia, hasta la plena estatura de un adulto espiritual." 2054:3.
Nuestra fe -el discernimiento religioso humano- puede ser instruida de manera segura por la revelación, pero también puede elevarse, crecer realmente en nosotros, convirtiéndose en una fe viviente mediante la experiencia personal (autorrevelación) con el Ajustador del Pensamiento, el espíritu de Dios que vive en nosotros. La meditación permite el contacto de nuestra mente con nuestro espíritu residente, produciendo la comunión espiritual, la adoración al Padre divino en nosotros, conocida también como el reposo de la adoración o meditación adoradora que Jesús enseñó a los apóstoles, discípulos y creyentes. 1137:6; 1777:2. 1774:2,4; 1109:4.
Jesús nos exhorta a que en nuestra vida religiosa, ejercitemos la fe experiencial, la relación íntima y personal con nuestro espíritu interior. Nos advierte que no dependamos del asentimiento intelectual, de la credulidad o de la autoridad establecida; que no debemos correr el riesgo de sacrificar nuestra libertad moral y de perder nuestra libertad espiritual.1572:9; 1458:1.
Cuando nuestra mente cree en Dios y nuestra alma conoce a Dios, y cuando con nuestro Ajustador (espíritu interior) anhelamos a Dios, entonces nuestra salvación está asegurada. 69:9.
NOTA: Este trabajo usa citas procedentes de El libro de Urantia, © 1993 que es la traducción al español de The Urantia Book, © 1955 Urantia Foundation, 533 Diversey Parkway, Chicago, Illinois 60614, EE.UU; +1 (773) 525-3319; http://www.urantia.org/spanish ; todos los derechos reservados. Los puntos de vista expresados en este trabajo son del autor y no representan necesariamente los puntos de vista de la Fundación Urantia o de sus filiales
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