¡Oh, corazón mío! ¿A que ribera te diriges?
No hay ante ti ningún viajero, ni camino alguno;
¿Donde se encuentra el movimiento,
donde se encuentra el descanso
en aquella ribera?
Allí no hay agua, ni barco, ni barquero;
Ni siquiera hay una cuerda
para arrastrar el barco,
ni hombre alguno para tirar de ella.
No hay tierra, ni cielo, ni tiempo, ni nada;
allí no hay ribera ni hay vado.
No existe allí ni el cuerpo ni la mente; y,
¿cuál es ese lugar que puede
calmar la sed del alma?
No lo encontrarás en ese vacío.
Se fuerte y entra dentro de tu propio cuerpo;
pues allí tu pisada será firme. ¡Oh corazón mío!
Considéralo bien y no vayas a ninguna parte.
Aparta de ti todas las imaginaciones
y afiánzate en lo que eres
kabir
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