Si conocemos a Dios, nuestra tarea verdadera en la tierra, es vivir de modo tal, que el Padre pueda revelarse en nuestra vida.
Libro de Urantia. Pág.1466
Al leer esta cita puede que nos parezca una utopía, porque ¿cómo podríamos reflejar en nuestra vida la magnificiencia de Dios? Por lo mismo que el abismo entre la criatura y el Creador es insalvable, nuestro Padre nos envíó s su Hijo Jesús, para que siendo nuestro hermano humano, nos enseñara el camino hacia el Padre divino.
Jesús desde su nacimiento hasta el día de su muerte, vivió como cualquier hombre de su época, para enseñarnos a santificar el quehacer diario, porque es en él donde vamos preparándonos paulatinamente para crecer y ascender en la perfección. "Cuando niño acumuló un vasto conjunto de conocimientos; cuando joven arregló, clasificó y correlacionó esta información; y como un hombre del reino, comienza a organizar estas posesiones mentales en preparación para su utilización subsecuente en la enseñanza, el ministerio y el servicio de sus hermanos mortales de este mundo y de todas las demás esferas habitadas del entero universo de Nebadon. Nacido en el mundo como un niño del reino, ha vivido su infancia y ha pasado por las distintas etapas de la adolescencia y juventud; está ahora en el umbral de la plena edad adulta, rico en la experiencia del vivir humano, repleto de comprensión de la naturaleza humana, y lleno de compasión por las flaquezas de la naturaleza humana. Ya hombre plenamente convertido en un adulto del reino, se dispuso a continuar su suprema misión de revelar Dios a los hombres y de conducir a los hombres hacia Dios.1405"
Las religiones le han dado mucho más importancia a la imagen de Jesús como hijo divino del Padre, pero han olvidado que al motrarnos al Jesús humano, nos están dando la verdadera posibilidad de imitarlo, porque voluntariamente él quiso ser uno más de nosotros, y por lo tanto "El Hijo del Hombre experimentó la entera gama de las emociones humanas que van desde la alegría más espléndida hasta la pena más profunda. Fue un niño alegre y un ser de raro buen humor; asímismo fue un «varón de dolores, experimentado en quebranto». En un sentido espiritual, vivió su vida mortal de abajo hacia arriba, del principio al fin. Desde un punto de vista material, podría parecer que escapó de vivir en los dos extremos sociales de la existencia humana, pero intelectualmente llegó a estar completamente familiarizado con toda la experiencia completa de la humanidad.1425
Jesús era una persona amistosa que sabía disfrutar con las fiestas, por eso comprendió la preocupación de su madre cuando en el matrimonio se acabó el vino y su primer "milagro" lo hizo para complacer a su madre y para que la fiesta continuara sin problemas...El amaba a la gente, por eso lloró cuando su amigo Lázaro estaba en el sepulcro y le devolvió la vida. El no dudó en hablar con una mujer samaritana de dudosa reputación y pedirle de beber, como una forma de llegar a su corazón y entregarle la salvación...
"Jesús comprendía la mentalidad de los hombres. Sabía lo que había en el corazón del hombre, y si sus enseñanzas hubieran quedado tal como él las había impartido, sin más comentario que el de la inspiración proveniente de la interpretación de su vida en la tierra, todas las naciones y todas las religiones del mundo habrían abrazado rápidamente el evangelio del reino. Los esfuerzos bien intencionados de los primeros seguidores de Jesús por adaptar sus enseñanzas para que fueran más aceptables a ciertas naciones, razas y religiones, sólo resultaron en que dichas enseñanzas fueran menos aceptables para todas las demás naciones, razas y religiones.1671"
Imitemos la sencillez y el amor de Jesús para buscar y reconocer la verdad en medio de las ocupaciones rutinarias, no intentemos buscar las revelaciones especiales ni los éxtasis espirituales, porque el verdadero acercamiento al amor de nuestro Padre, sólo lo podemos alcanzar santificando nuestra vida diaria, porque "nada de lo que hace un hijo de Dios es ordinario.2049" la acción más pequeña si es hecha con conciencia y volición, tiene valor de sobrevivencia eterna y por ende estaremos dando a conocer a nuestros hermanos el amor del Padre, reflejado en nuestros actos.
yolanda silva solano