El Hijo del Hombre no vino para ser servido sino para servir. Yo os declaro que he venido para buscar y salvar a los que están perdidos.
Libro de Urantia. Pág.1750
Si los seres humanos, los creyentes del evangelio imitáramos a nuestro Maestro ¡qué diferente sería el mundo! Tenemos que reconocer que en nuestras prioridades no está precisamente el servir a los demás, dentro lo que es posible buscamos ser servidos y considerados por los que nos rodean y a la vez ignoramos sus necesidades, olvidando que "sólo el amor a la hermandad puede impedir que los fuertes opriman a los débiles.805"
Servir no debería ser indigno para nadie, si fuésemos capaces de recordar que todo lo que hacemos al más humilde, se lo hacemos a Dios, porque " el deseo religioso es la búsqueda hambrienta de la realidad divina. La experiencia religiosa es la realización de la conciencia de haber encontrado a Dios. Y cuando un ser humano encuentra a Dios, experimenta en el alma una indescriptible inquietud de triunfo en el descubrimiento de que se ve impulsado a perseguir ,el contacto de servicio amante con sus semejantes menos iluminados, no para revelar que ha encontrado a Dios, sino más bien para permitir que el desborde de eterna bondad que rebasa su propia alma, refresque y ennoblezca a sus semejantes. La verdadera religión conduce a un mayor servicio social.1121"
El servicio social no se debe comprender como una preocupación solamente de las cosas materiales, porque si bien hay muchos seres humanos que necesitan de nuestra ayuda monetaria, la cual podríamos darla si no fuésemos embaucados tan a menudo por la ley del consumismo, pero también hay otra clase de pobres a los cuales ignoramos con mayor frecuencia y ellos son los pobres de espíritu, los que por alguna razón están lejos de Dios y por lo mismo sus sufrimientos y su soledad les resulta más intensa. Hay muchos de nuestros hermanos, que aún cuando pueden estar rodeados de gente e incluso dinero, se sienten terriblemente solos y tristes y a quienes nosotros podríamos servir con sólo un gesto de cariño, con una sonrisa, con regalarles un poquito de nuestro tiempo para ESCUCHARLOS en vez de limitarnos a oirlos e ignorarlos. Hay dos segmentos de la sociedad que más necesitan de esta clase de servicio y son los niños y los ancianos...A los niños hay que responderles con cariño sus inteminables por qué y a los viejitos escucharles sus recuerdos repetidos como si fuese la primera vez que nos lo cuentan...
Servir es la mejor manera de compartir el amor que deberíamos tener en nuestro corazón como hijos de Dios, e imitar a nuestro Jesús que supo amar a todos los hombres sin distinción alguna, él comprendía sus problemas porque los amaba por eso "cuando los sentimientos del servicio para con vuestros semejantes surjan en vuestra alma, no los ahoguéis; cuando las emociones del amor por vuestro prójimo desborden en vuestro corazón, expresad estos impulsos de afecto en un ministerio inteligente de las necesidades auténticas de vuestros semejantes».1745
yolanda silva solano