LA RESPONSABILIDAD Y AUTOTRASCENDENCIA PERDÓN
Ser responsable ante Dios, a que soy un ser abierto a trascender, a la aspiración de un sentido mucho más alto, el paso 11 señala: Buscamos a través de la oración y la meditación mejorar nuestro contacto consciente con Dios, como nosotros lo concebimos, pidiéndole solamente que nos dejase conocer su voluntad para con nosotros y nos diese la fortaleza para cumplirla.
Cuando el hombre comprende que no es culpable de lo que le ha pasado en la vida, pero sí responsable de su dolor y su sufrimiento, deja de ser una “víctima” de las circunstancias, modifica sus actitudes, y se hace cargo voluntariamente de las “riendas de su vida”.
El dolor, no es del todo malo, aunque a nadie nos gusta sentir dolor, todos en algún momento lo hemos sentido, vivir el dolor y el sufrimiento es “vivirlo” en toda la dimensión de la palabra, asumirlo, dejar que me duela, reconocer que me duele es la expresión más indigente del dolor, nos confronta con lo más débil del ser humano. “Me doy cuenta (soy conciente) de que me duele y por eso sufro”.
Meterse al dolor, es uno de los pasos de la curación, sin embargo, siempre lo negamos, preferimos evitarlo y hasta pretender vivir únicamente para ser felices, lo cual hace que el dolor nos duela más.
Reconstruir mi vida implica un proceso lento, nada se da de un día a otro, al igual que no se puede nacer sabiendo caminar, sin embargo, cuando se es niño se tiene la potencialidad para poder hacerlo, sanar la heridas lleva tiempo, y los tiempo de los seres humanos, no son los tiempos de Dios y de la Vida, es decir no se miden por horas, ni por años, sino por momentos, descubrir mi “sentido del momento”, implica reconocer que en cada situación que la vida me plantea, existe una posibilidad de significado un “sentido del momento”, ¿Qué me quiere decir la vida ante cada situación que se me presenta?, ¿Cómo elijo responder ante aquello que la vida me ofrece?. Y desde mi Unicidad respondo ante lo que para mí es lo correcto, al margen de lo que los demás piensen o sientan. Yo soy quien responde, y elijo lo que creo que es conveniente, aunque me equivoque, asumiré la consecuencia de mis actos.
Hoy puedo elegir quedarme con mi dolor, o puedo elegir aprender de él y trascenderlo, hoy puedo creer que la vida no tiene sentido, o puedo detenerme a ver que hoy alguien me sonrió, me saludó, pidió mi ayuda, puedo darme cuenta que la vida me brindó un amanecer, la oportunidad de saborear un café, contemplar la belleza de una flor, puedo darme cuenta de sentir lo que es el amor, sentir una caricia, puedo darme a los demás a través de mi trabajo y de mi testimonio de vida, y en los momentos en que me asalte la duda puedo escuchar y atender a la “voz de mi conciencia”, a esa parte humana y sabia que me dice qué es lo que debo de hacer.
Hoy al irte a la cama haz un recuento de las enseñanzas que la vida te dejó, no importa si fueron malas o buenas, pregúntate qué te enseño la vida. Si piensas que es mejor es no vivir, respóndete tú mismo ¿Por qué sigues vivo?, ¿Qué te hace latir? Cambiar no es fácil, debemos despertar a nuestra “conciencia” pero una buena forma de empezar es comenzar sólo por este día, y sólo por hoy a pesar de todo respóndete si valió la pena vivir, sólo por hoy y a pesar de todo… di Si a la vida!!!
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