NUESTRA HERENCIA
… y cuando el cielo te instruya,
ah, no regreses entonces para recobrar la casa, la lengua y ropas que usaste,
sino sólo ardor de hombre con que seguir corriendo frente al fuego ingente
de la eternidad;
… hijo, escucha: la tierra, el mundo, sólo son ficción de los sentidos,
cantos rodados de espíritu, aire y lluvia,
inasible ser;
los objetos que llegan y penetran por tus ojos caerán, desaparecerán de sí y en ti,
y por un instante, hijo, tal vez creas que solo y muerto, y definitivamente abandonado,
habrás de vagar y vagar por un universo sin alma ni ternura;
… la desesperación, pues, es pieza a combatir, hijo;
lucha, lucha y véncela,
gana la batalla;
nuestra oscuridad nos ata a este candil de piedra
con que una y otra vez nos sale al paso para pulirnos e ilustrarnos la razón;
… porque la Verdad, hijo, es otra cosa ¿ te has escuchado en el pecho ?
y en estricto silencio, dime ¿ has prestado suprema atención, rigor y cuidado ?
hijo, antes de que parta, detente y óyeme: de estas duras cargas se nutre nuestra herencia.
Orión de Panthoseas