EL PODER DE LA ALABANZA
Dios tiene un perfecto plan para nuestras vidas, pero no nos puede impulsar a dar el próximo paso de su plan hasta que aceptemos gozosamente nuestra situación presente como parte de ese plan. Lo que haya de ocurrir después, es cosa de Dios, no nuestra.
Estad siempre gozosos y orad sin cesar. Dad en todo gracias a Dios, porque tal es su Voluntad en Cristo Jesús respecto de vosotros. (1 Tesalonicenses 5: 16-18).
Simplemente en esta Palabra de Dios, esta el secreto del porque de todos nuestros fracasos, y como ejemplo los 40 años que tardó el pueblo de Israel en pasar un desierto de 300 kilómetros, que sin quejas y murmuraciones por todo; lo hubiesen pasado en varias semanas.
Un cambio de actitud lleva consigo circunstancias distintas. Es simplemente algo psicológico. Si dejamos de quejarnos, empezamos a reír, nos sentimos diferentes, otras personas nos tratan de modo distinto, y toda nuestra vida puede experimentar un cambio dramático para bien.
Estoy de acuerdo con el lema: “Ríe, y el mundo reirá contigo; llora y llorarás solo”
Es muy triste para un Padre, ver que a pesar de todos los esfuerzos por complacer a sus hijos, y hacerles felices, no le es posible al quejarnos y mormurar de todo, sin estar de acuerdo de cómo su Amor nos provee de todo lo necesario, y en alabanza darle gracias por todas sus disposiciones para nuestra vida.
Sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan al bien. (Romanos 8: 28).
Nuestro bienes son tus dones, Señor y nuestros males nuestros vicios, y tus juicios. (San Agustín).
Haz de Dios tus delicias, y te dará lo que tu corazón desea. (Salmo 37:4).
La alabanza está basada en una aceptación total y gozosa de lo presente como parte de la voluntad perfecta y amorosa de Dios para nosotros.
¡Alabemos a Dios, no por lo que esperamos que ocurra en nosotros o nuestro alrededor, sino que le alabemos por lo que él es y por el lugar y la forma en que nos encontremos ahora mismo.
Cuando aceptamos sinceramente nuestra situación, y le damos gracias a Dios, creyendo que El la ha originado, luego intervine en esa situación, una fuerza divina y sobrenatural que proporcionará cambios inexplicables en lo natural. (Merlín R. Carathers)
Deseamos lo poco que nos falta, y no disfrutamos por ello de lo mucho que tenemos. Esto es una verdadera paradoja de la miseria humana, por no amar en justicia al PADRE al que todo debemos y desea hacernos felices en esta vida y en la eterna.
Un PADRE todo AMOR, que como buen PADRE, premia el bien y corrige el mal en todas las situaciones de nuestra vida, no sería Dios de no ser así, ni PADRE.
Deseando bienes, que no nos convienen…, aguantando males pasamos la vida los mortales.