Tendemos a no valorar las pequeñas cosas cotidianas que se nos presentan, y sólo les damos importancia cuando sentimos su ausencia. Quizás por cotidiano, jamás celebramos la salida del sol.
Solo lo añoramos cuando, en nuestras vacaciones en la playa, no se hace presente por varios días.
Maldecimos la lluvia porque nos obliga al tedioso trabajo de cargar con el paraguas y arruina nuestros zapatos. Sólo le damos importancia cuando
la sequía nos consume, o cuando, por unas pocas horas, falta el agua en
nuestras casas.
Esperando quizás el “gran espectáculo” nos perdemos de vivir los pequeños espectáculos que la naturaleza nos presenta día a día. Hay quienes piensan que cuanto más se sabe de
fenómenos que ocurren a diario, menos se disfruta de ellos. Que el
sabio disfruta menos que el neófito de los sucesos naturales.
Pero no todo es así; todo lo contrario. Cuanto más se sabe, más sorprendente parece. Cuanto más se sabe, más milagroso parece. Si no aprendemos a
disfrutar de las pequeñas cosas cotidianas de la vida, que es lo que
conocemos… ¿Podremos ser capaces de disfrutar plenamente cuando se nos
presente algo diferente?…
Dejemos de esperar el “gran milagro”.
Gocemos a diario de los “pequeños milagros” que, día a día, se abren a nuestro paso. Después de todo… ¿No será que el gran milagro es la conjunción de
todos esos más pequeños?. A lo mejor el gran milagro consiste en
encontrar la felicidad en las pequeñas cosas de todos los días de
nuestra vida.
…Y así en la búsqueda de nuevas oportunidades, llenos de insatisfacción muchas veces no nos damos cuenta del verdadero valor de las personas y de las cosas que pasaron
por nuestro camino. Lo lamentable es que por no darnos cuenta a tiempo
luego cuando las perdemos queremos volver atrás y ya es tarde muy tarde…
La vida nos da todo lo necesario para que seamos felices, sólo que nos damos cuenta cuando ya no lo somos.
Es hora de darnos cuenta y de aprender a valorar en el presente todo lo que tenemos.
De nada sirve llorar por lo que dejamos ir, por lo que no hicimos, por lo que no le dimos importancia: ya no está.
La vida no puede rebobinarse, ni modificarse. Las escenas quedan grabadas y no hay forma de eliminar los trozos de la cinta que no nos gustan, ni
podemos regrabarla, ni siquiera podemos detenerla en los buenos
momentos, solo está en nosotros la posibilidad de continuar filmando y
que a partir de hoy cada escena sea única e irrepetible y por encima de
todo sea tan valiosa que no nos haga arrepentirnos nunca y ni siquiera
sentir culpas por alguna escena del filme.
Es la película de tu vida, es tu historia y tu eres el protagonista, no la titules “Lo que el viento se llevó”, ni “Pide al tiempo que vuelva” sería lindo que
tu película se llamara “La historia sin fin”.
No vivas del pasado, creyendo que fue mejor....ni proyectes en el futuro en la desesperanza..ni te desesperes por el que será!!!!mejor vive el AQUI Y
EL AHORA...
MEJOR DESCUBRETE, SIENTE, CELEBRA LA VIDA EN CADA INSTANTE, CON CADA RESPIRO TUYO, NO TE PIERDAS NINGUN DETALLE...DEJA QUE TU SER CRISTICO INTERNO RENAZCA MARAVILLOSA MENTE HOY Y SIEMPRE.
ESTOY MUY FELIZ...DE REENCONTRARME CON ESTE VERDADERO REFUGIO, ESTOY REANUDANDO POR AQUI, CON UN POQUITO MAS DE TIEMPO...LOS ABRAZO DESDE EL CORAZON!!!!