Ser caudaloso Río
Debemos ser ríos caudalosos
para dar de beber a nuestro paso
en todos los ambientes; nunca reducirnos
y convertirnos en charco.
¡Qué importante es en la vida la diversidad de ambiente!
Tardamos mucho en comprenderlo.Consideramos que tratar
a un núcleo reducido de personas es lo ideal,
sea en amigos o en familia; sin embargo, la experiencia enseña
que si tratamos a muchas personas, éstas nos enriquecen
y hacen de nuestra vida ordinaria algo extraordinario.
En muchas ocasiones los seres humanos, al ser heridos,
como por defensa natural, cerramos el círculo de personas;
no queremos tener contacto con gente nueva.
Nos vamos reduciendo y dejamos de ser ese caudaloso río.
Podremos "dar de beber al sediento",
si tenemos la capacidad de comprensión, de asombro.
Recibiremos la experiencia de la gente, la vida,
que es la mejor escuela del universo.
Aprenderemos a amar más y mejor a medida
que más nos relacionemos.Sí tomamos la actitud humana, pero negativa,
de encerrarnos en un pequeñísimo grupo,
dejamos de ser caudaloso río y nos convertimos,
sin percibirlo, en un charco sin ningún atractivo.
Y al no poder dar nada de nosotros mismos a los demás,
dejamos de recibir.
En muchas ocasiones nos absorbe un determinado grupo
y como nos sentimos muy a gusto ahí,
en donde ya no hay necesidad de conquistar nada nuevo
porque todo está casi construido, nos situamos en la apatía,
no ejercitamos el alma en la dádiva.
Seamos ríos caudalosos que corran por la vida,
dando y recibiendo, dando vida a las almas
que cruzan nuestra existencia.
Muchas veces, con nuestra sola presencia,
podemos dar entusiasmo y alegría.
Muchas veces nos convertimos en charco que a nadie da de beber,
porque no sabemos que nuestra misión está en ser caudaloso río.