NACIMIENTO DE CRISTO,
EN QUE SE DISCURRIÓ LA ABEJA
Sor Juana Inés de la Cruz
De la más fragante Rosa nació la Abeja más bella, a quien el limpio rocío dio purísima materia.
Nace, pues, y apenas nace, cuando en la misma moneda, lo que en perlas recibió, empieza a pagar en perlas.
Que llore el Alba, no es mucho, que es costumbre en su belleza; mas quién hay que no se admire de que el Sol lágrimas vierta?
Si es por fecundar la Rosa, es ociosa diligencia, pues no es menester rocío después de nacer la Abeja;
y más, cuando en la clausura de su virginal pureza, ni antecedente haber pudo ni puede haber quien suceda.
Pues a ¿qué fin es el llanto que dulcemente le riega? Quien no puede dar más Fruto, ¿qué importa que estéril sea?
Mas ¡ay! que la Abeja tiene tan íntima dependencia siempre con la Rosa, que depende su vida de ella;
pues dándole el néctar puro que sus fragancias engendran, no sólo antes la concibe, pero después la alimenta.
Hijo y madre, en tan divinas peregrinas competencias, ninguno queda deudor y ambos obligados quedan.
La Abeja paga el rocío de que la Rosa la engendra, y ella vuelve a retornarle con lo mismo que la alienta.
Ayudando el uno al otro con mutua correspondencia, la Abeja a la Flor fecunda, y ella a la Abeja sustenta.
Pues si por eso es el llanto, llore Jesús, norabuena, que lo que expende en rocío cobrará después en néctar.
Copyright©2010.Webset-- Angelina_ And--Flor Miriam_
designs All rights reserved respetar sello y autoria si deseas utilizarlos |