Navidad: Paramahansa Yogananda
Que el gozo de la Navidad eleve tus pensamientos
en la sagrada conmemoración
de aquella bendita noche, en Belén, en la que el Niño Cristo
nació como un regalo celestial para la humanidad.
En Jesús se encarnó la Conciencia Crística, la infinita luz y ayuda de Dios.
Su presencia derramó la generosidad divina, como un bálsamo curativo,
sobre un mundo plagado de confusión y sufrimiento.
Y esa dádiva no fue sólo para un determinado tiempo y lugar,
sino para cada momento presente y por toda la eternidad.
Oro para que, en esta Navidad y cada día del año venidero,
recibas de nuevo ese inefable don de Dios,
en el amoroso silencio de tu mente
y tu corazón fervorosamente receptivos.
¡Qué influencia tan extraordinaria ha irradiado, a lo largo de los siglos,
la excelsa vida de Jesús!: un testimonio resplandeciente del poder superior
del amor sobre el odio, de la bondad sobre el mal,
de la fe inquebrantable en Dios sobre las tribulaciones mortales.
nosotros también podemos ser transformados en la Conciencia Crística
si modelamos nuestra vida diaria conforme a los principios espirituales
que fundamentaron la vida de Jesús y de todas las almas
que alcanzaron la iluminación divina.
En el cumplimiento de su misión en la tierra, Jesús tuvo que enfrentarse
a dificilísimas exigencias y pruebas. Sin embargo,
su constante amor por el Padre Celestial era de tal naturaleza
que jamás permitió que ninguna otra cosa
usurpase el lugar de Dios en el trono de su corazón.
Gracias a que él se hallaba tan inmerso en Dios,
era capaz de dar sin límites, de brindar profusamente bondad
y compasión a todos. Un solo toque o una palabra o una mirada de él
podía sanar e inspirar a quienes buscasen la bendición de Dios.
Sin duda, esa Presencia penetrará de manera gradual
en nuestras propias vidas, llenándolas de satisfacción,
si con regularidad reservamos un tiempo para practicar
la meditación profunda como hizo Jesús.
A medida que se aproxima la Navidad, mantente cerca de ese bendito Cristo.
En tus pensamientos y en la amorosa comunión de la meditación,
recibe las auténticas riquezas de esta época,
el gozo crístico y la paz que se despiertan dentro de tu alma.
Ésa es una riqueza interior que podemos compartir abundantemente con todos.
En estos tiempos desafiantes, necesitamos de modo especial
apoyarnos unos a otros, mediante actos de bondad,
palabras de ánimo y oraciones para nuestra familia mundial.
Amar y dar: ésa es la manera en que vivió Jesús
y la manera en que podemos comenzar verdaderamente a conocerle.
Que tu Navidad sea bendecida con el intercambio
de la auténtica amistad espiritual con los demás
y se colme, por encima de todo, con el amor de Dios,
que es supremamente gozoso y satisface todo anhelo.
Deseo para ti y tus seres queridos una gozosa Navidad.