El alma presiente, en lo profundo de sí, que todo cuanto ve es una simple apariencia: Baile, regalos, ruido, ilusiones efímeras... y se pregunta: ¿Fue para esto para lo que el Mesías, ese Arcángel del Séptimo cielo del Amor encarnó en este plano?
Se habla de que la Navidad es una invitación para reflexionar: ¿sobre qué reflexionaremos?
Este mensaje de Navidad es una sencilla invitación, para que el corazón de cada uno sienta la campanada sonora del Amor Supremo que le dice a todo ser humano: ¡Ya es la hora! Hora de comprender que ese Divino Ruiseñor del Amor vino a este mundo a calcar con su vida la Ley del Amor Fraterno, para que de igual manera cada corazón comprendiese que tal Ley es Su Propio Camino.
"Amar a Dios sobre todas las cosas y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos"
Que en esta Navidad hagamos un pare en el camino y nos comprometamos con nuestra propia conciencia a vivir, según la capacidad de cada cual, con La Ley del Amor Fraterno que nuestro Divino Maestro nos dejó como legado.
Abramos nuestro corazón como una ánfora anhelante de Luz y de Belleza, para recibir todo cuanto la Divinidad siempre quiere darnos, y que los pétalos suaves de la amistad, la fraternidad y el Amor suenen como una dulce melodía que nos despierte.
Un fraternal abrazo en el Amor al Cristo.
-- ROGER
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